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¿QUÉ RAZONES HABRÁ PARA EL REVOLCÓN DE LA CÚPULA?

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    ¿QUÉ RAZONES HABRÁ PARA EL REVOLCÓN DE LA CÚPULA? |
17 de agosto de 2013
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Esta semana a muchos nos tomó por sorpresa el remezón total de la cúpula militar y policial. La costumbre era hacer relevos parciales, en noviembre, para que los que seguían en la fila de mando tuvieran la posibilidad de ascender, mientras que, quienes pasaban a retiro, prestaban sus servicios a la Patria desde otras posiciones.

Y les quiero recordar algo a los que tienen mala memoria, (muchos más de los que imaginaba), y creen que al ahora expresidente Uribe no lo cuestioné nunca mientras dirigí esta casa periodística. Lo hice, con respeto, pero también con contundencia, como a todos.

El Editorial de este diario del cinco de noviembre de 2008 le criticó a Álvaro Uribe el haber destituido a 27 militares, subalternos del General Mario Montoya Uribe, lo que hizo que el General presentara renuncia irrevocable a la Comandancia del Ejército Nacional y les dijera a los ciudadanos que no condenasen a priori a estos 27 militares destituidos. Ellos tienen derecho a defenderse, y a un juicio justo, escribí. Y en la misma página iba un editorial corto, llamado "Eco", titulado: "A Uribe se le fue la mano". En él criticábamos la descalificación, en medio de un Consejo Comunal en esta región, a militares que prestaban su servicio en Villavicencio.

Hoy sabemos que para el Presidente Uribe fue una gran tristeza la renuncia del General Mario Montoya. Con razón resaltó su transparencia, una y otra vez, en la carta de respuesta ante la irrevocable renuncia. Montoya defendía a capa y espada la política de Seguridad Democrática. El General era, y así lo escribí, una piedra en el zapato para las guerrillas, los narcos, las bandas y uno que otro político de ambiciones desbordadas. Y agregué que, en ese momento, todos ellos deberían estar celebrando. ¿Quién sería ese político de ambiciones desbordadas? Lo sospecho, pero como no tengo certeza, mejor no aventuro nombres. No sería serio de mi parte.

¡Ah… Quiero decir que nunca Uribe me mandó a emisario alguno para decirme que no le tirara tan duro. Es más: durante mi permanencia en la Dirección de El Colombiano jamás me enviaron emisarios, con la única excepción de Juan Manuel Santos, que me los mandó en tres ocasiones. Y que conste que me tocaron los presidentes Barco, Gaviria, Samper, Pastrana, además de Uribe.

Pero volvamos al tema esencial de esta columna. ¿Cuáles serían las razones para descabezar a todos los Comandantes de la Fuerza Pública?

¿Sería porque el General José Roberto León Riaño dijo, palabra más, palabra menos: Cómo hace de falta Uribe? Llamarlo sólo a él a calificar servicios sería una prueba de que nadie puede hablar a Santos de su antecesor en la Casa de Nariño.

¿O sería porque a muchos de los militares de la Fuerza Élite les debió chocar que les pusieran de compañero al hijo del Presidente, Esteban, que apenas hace sus primeros pinitos y no le ha tocado participar en combate alguno?

¿O sería porque no cayó bien que el Presidente y su esposa, Doña Clemencia, hicieran parar todo el desfile del 20 de julio, para bajarse a saludar a su hijo soldado? ¿No podría decirse que esto es populismo y estar en campaña para la reelección?

¿O sería porque el soldado Esteban Santos envió un trino con contenido político, lo que les está prohibido a los miembros de la Fuerzas Armadas?

¿O sería porque así lo debía hacer, como consecuencia de su reunión con Nicolás Maduro, y este acto podría tener relación directa con la mesa de negociación de La Habana?

Los que saben dicen que el Comandante de mayor rango era el de la Fuerza Aérea, Tito Saúl Pinilla. Cuando pregunté por qué no lo nombraron de Comandante General de las Fuerzas Militares, me contestaron que no es bien visto que un miembro de la FAC llegue a tan alta dignidad. Por qué no, me interrogo. ¿Acaso la FAC no es esencial en la lucha contra todos los terroristas?

No tengo sino interrogantes. Pero nadie me puede impedir que formule hipótesis. Y mis interrogantes me preocupan porque presiento que algo no marcha como debiera. Por alguna razón de peso varios de los comandantes llamados a calificar servicios no estuvieron en la reunión de entrega del cargo: Sergio Mantilla, excomandante del Ejército. Tito Saúl Pinilla, de la FAC. Roberto García Márquez, de la Armada y el exdirector de la Policía, Roberto León Riaño.

Llaman también la atención las indicaciones de Santos a los nuevos Comandantes.

Lo único que tengo claro, y no creo que esté equivocada, es que en cualquier institución debe haber una mezcla de personas calificadas nuevas, con personas veteranas, calificadas, que conocen cómo funcionan las cosas. Así y sólo así, no hay traumas. Los revolcones no dejan nada bueno, dicen los sensatos. A menos que haya motivaciones subyacentes poco santas.

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