Según el estudio hecho por la Asociación Bancaria de Colombia, Asobancaria, el 79 por ciento de los pagos de remesas se hace en efectivo y tan solo el 21 por ciento se hace como abono a una cuenta de ahorro o corriente.
El Banco de la República comentó que, durante el primer trimestre de 2012 ingresaron a Colombia remesas por valor de 960 millones de dólares, cifra que representa el 6,23 por ciento de las exportaciones de bienes.
Si se compara con los principales productos de exportación se observa que los ingresos por concepto de remesas superaron las exportaciones de productos como café, flores, banano y textiles e individualmente solo las superan el carbón y el petróleo.
En efecto, en 2011 las remesas alcanzaron los 4.167 millones de dólares con un promedio de 374 dólares por envío. Estas cifras, a groso modo, dan cuenta que mensualmente se realizaron cerca de 972 mil operaciones, beneficiando a más de cuatro y medio millones de personas.
El resultado es un incentivo al manejo del efectivo y la falta de seguimiento a través del sistema financiero. Por ello, sería conveniente buscar una ponderación entre la preocupación del Banco de la República por mantener controles cambiarios y las necesidades propias de los emisores de remesas de generar un ahorro o inversión productiva que les permita tener un respaldo financiero en su país de origen.
Esta práctica es producto, en gran medida, de las restricciones impuestas por las autoridades financieras y cambiarias de nuestro país frente a las posibilidades de titularidad de los colombianos residentes en el exterior.
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