Las cifras no alcanzan a reflejar el drama que se vive hoy en Guatemala por cuenta del sismo de 7.4 grados en la escala de Richter que afectó a cerca de un millón de personas y cuyas réplicas, que superan las 70, tiene en riesgo a seis millones más.
El Gobierno de Otto Pérez Molina declaró el estado de calamidad en cuatro provincias y prometió 63 millones de dólares para reconstruir los poblados devastados, mientras que Estados Unidos anunció ayuda inmediata.
"Nuestra embajada en Guatemala está trabajando para proporcionar unos 50.000 dólares en ayuda para desastres, lo que incluye suministros como agua potable, combustible y mantas", informó ayer la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland .
Pero la realidad es más dura en San Marcos, un poblado habitado por cerca de 50.000 indígenas, la mayoría agricultores y ganaderos, en donde el sismo golpeó con más fuerza, a pesar de encontrarse a 140 kilómetros al norte del epicentro.
Allí, más de cien personas siguen desaparecidas, aunque el Gobierno asegura que son sólo 22. Entre las montañas, la lógica indica que la cifra oficial de 52 personas fallecidas podría aumentar considerablemente hasta 74, según la Presidencia.
Mucho dolor
Pero tal vez la cuota más alta la pagó Iván Vásquez , quien perdió a sus padres, seis hermanos y dos primos por una avalancha de piedras en una cantera en la que trabajaban.
"Yo no fui (a la cantera) porque preparaba mi graduación (como contador)", dijo Iván a Ap , cuyos hermanos fueron hallados sin vida, abrazados al cuerpo del padre.
Miles de personas pasaron la noche en casas de amigos o familiares, o en uno de los 762 albergues dispuestos por las autoridades para las casi 3.000 personas evacuadas y 5.300 damnificadas.
Miles pasaron la primera noche en la calle por miedo a que las casas se vinieran abajo por las réplicas que alcanzan los 4,2 grados en la escala de Richter, una situación que no cambió para cientos de personas durante la pasada noche.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres envió 21 toneladas de ayuda humanitaria a los lugares más afectados y se restableció el servicio eléctrico para 50.000 de los 110.000 usuarios sin luz en San Marcos, Huehuetenango y Sololá.
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