Tengo en mis manos dos noticias trascendentales en materia ambiental: una muy buena, otra muy mala. Empecemos por la buena, para llenarnos de optimismo: el Grupo Empresarial Monarca lleva dos años investigando qué hacer con el tronco del cafeto una vez que éste ha cumplido su vida útil. Han pasado 300 años sembrando esta planta, símbolo de Colombia y, en el mejor de los casos, esta madera desechada ha servido como leña para calentar la pobreza de los hogares campesinos. Pues bien, a este Grupo, con su presidente Henry Madrid a la cabeza, se le encendió el bombillo y tiene para proponerle a Colombia un negocio que será una revolución ambiental y económica: nuestros cafetales aportarán más divisas por la madera de uso industrial que sale de sus tallos, que por su aromático grano y, adicionalmente, a partir del subproducto de ese proceso se generará una enorme producción de alcohol, celulosa para papel y energía.
Esta investigación, pionera en el mundo en cuanto a utilización de residuos sólidos de los cafetales, es una redención que empezó a tener respaldo de la Gobernación de Antioquia, espera el de la nación y, sobre todo, el espaldarazo de la Federación de Cafeteros... Me emociona registrarla porque, ante el panorama ambiental tan desolador, llega una esperanza de empleo, ingresos y protección del ecosistema.
En contraposición con ella viene la noticia mala. El Contralor Carlos Mario Escobar presentó al Concejo la situación ambiental de Medellín y el Área Metropolitana y denunció: el pasivo ambiental de 1.3 billones de pesos y la inversión para enfrentarlo -según el presupuesto del municipio- tiene un decrecimiento del 22% respecto a la ejecución del cuatrienio anterior.
A propósito de residuos sólidos -dice la Contraloría- que en Medellín, entre 1995 y el año 2006, estos mostraron un crecimiento de 321.970 a 570.130 ton./año. Y lo más grave, agrego yo, es que Empresas Varias de Medellín no ha logrado implementar el reciclaje como una práctica generalizada y bien regulada. Qué vergüenza? ¿será que van a morir en el intento? De otro lado, mientras el dinero invertido en educación ambiental es insuficiente, denuncia la concejala Aura Marlene Arcila -experta en números- "el Área Metropolitana mantiene más del 50% de sus ingresos anuales guardados en bancos". Qué absurdo: mientras la ciudad se ahoga en contaminación, el Área hace funciones de banco.
En este punto creo que sí vale la pena considerar la pregunta de fondo, que no se hizo en el debate a la Secretaría de Cultura Ciudadana que registré el lunes pasado: ¿Cuáles son los valores que queremos llevar a nuestra cultura?, ¿cuáles son las urgencias?, ¿dónde está mayor el costo-beneficio? Esto hay que tenerlo más claro a la hora de invertir los recursos porque el tema ambiental, por ejemplo, no es una moda: es asunto de vida o muerte.
APARTE. Días del centro este sábado y domingo. Porque Medellín vive el centro.
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