Decepcionantes y poco contundentes fueron consideradas las conclusiones y objetivos contenidos en el documento redactado ayer en el seno de la Cumbre Río 20, la cual se extiende hasta mañana en Río de Janeiro.
El mismo Ban Ki-moon, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), señaló que esperaba que del consenso entre representantes de los 193 países participantes, surgiera un documento más categórico que el que se aprobó ayer, tras meses de negociaciones. “Sé que algunos países esperaban un resultado más ambicioso. Yo también lo esperaba”, afirmó el directivo, con cuya postura coincidió la comisionada europea para el cambio climático, Connie Hedegaard, quien afirmó en su cuenta de Twitter que los firmantes de la propuesta son concientes de la debilidad de la misma.
Ahora corresponde a los 86 jefes de Estado y de Gobierno presentes en la conferencia analizar la propuesta que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los cuales reemplazarán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuya vigencia se extiende sólo hasta el 2015.
Respecto a la tímida propuesta nacida en la ciudad brasileña, el profesor de la escuela de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad Nacional, Germán Poveda, afirmó que es el resultado de la visión a corto plazo del poder político. “Los Gobiernos no perciben que el deterioro ambiental agudiza la crisis económica, así que se ocupan de tratar de maximizar el lucro económico a corto plazo y el producto interno bruto de las naciones”, señaló.
Y es que la coincidencia de ésta reunión multilateral con la VII Cumbre de Líderes del G20, que culminó este martes en México y cuya preocupación principal fue la crisis económica global, contribuyó a restar fuerza y ritmo a los diálogos en Río 20.
“Las dificultades económicas en Europa y Estados Unidos no permitieron que la cumbre de Río 20 tuviera el mismo alcance político que hubiera tenido si las condiciones económicas en el mundo fueran mejores”, manifestó Alejandro Zapata Arango, director ejecutivo de Portafolio Verde.
En ese sentido, Ban Ki-moon culpó a los intereses particulares de algunos países de poner límites a las “propuestas ambiciosas” que se llevaron a Brasil en materia ambiental, una forma de proceder que explicó Zapata como el miedo de muchas naciones a que se limite su crecimiento.
“Algunos países pueden sentir restricciones en su desarrollo, lo que despierta sensibilidades en Gobiernos que quieren trazar unas metas de desarrollo económico que se podrían ver afectadas por restricciones, normas o políticas medioambientales”, dijo el analista.
No todo es negativo
A pesar del escepticismo, el Secretario General de la ONU destacó que el documento redactado en Río 20 incluye estrategias de acción claras para combatir la pobreza y preservar los recursos naturales.
Para Poveda, es innegable que existen buenas intenciones y que Gobiernos como el de Brasil han honrado los compromisos adquiridos en el 2000 al suscribir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. “Brasil es uno de los países que ha progresado de manera honesta y considerable, y es cuantitativamente verificable que ha cumplido con sus metas de desarrollo. Pero, en general, en los países del tercer mundo seguimos muy atrasados en relación con ese compromiso y en Colombia seguimos muy lejos de alcanzar esos indicadores”, aseguró.
Por su parte, Zapata defendió los alcances de Río 20, al señalar que la cumbre dejó claro el aumento en la conciencia global sobre la problemática ambiental. “La juventud está participando y le interesa el tema ambiental. Esperemos que ésta sea una semilla que permita generar una conciencia colectiva mayor, para poder construir cultura ambiental y generar una base para sacar adelante los nuevos Objetivos de Desarrollo”, concluyó.
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