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Robo de contadores: pequeño botín para ladrones pero gran perjuicio para usuarios

  • Robo de tapas y contadores | Santiago Olivares Tobón | A EPM le han reportado cada mes 200 robos de contadores y 115 de tapas en el Área Metropolitana en lo que va de 2011.
    Robo de tapas y contadores | Santiago Olivares Tobón | A EPM le han reportado cada mes 200 robos de contadores y 115 de tapas en el Área Metropolitana en lo que va de 2011.
24 de mayo de 2011
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Ni la lluvia espantó a los ladrones aquella noche de febrero. Cuando Gloria Vélez abrió la puerta de su casa, se encontró con un hueco que la dejó todo el fin de semana sin agua y la puso a pagar 150 mil pesos por un nuevo contador. Al final, cemento para pegar la tapa y evitar que se lo volvieran a robar.

En Belén La Gloria hurtaron cinco contadores en esos días, cuenta la mujer. Pero ni es exclusivo de allí ni fue solo de ese tiempo. En lo que va de 2011, a EPM le han reportado cada mes 200 robos de medidores y 115 de tapas en el área metropolitana, un fenómeno que les deja al año a los cacos lo que parece una pendejada: 14 millones de pesos, pero que a los usuarios les cuesta 498 millones, más los perjuicios por cortes de agua y accidentes.

Luz Myriam Arango Ortega tuvo tres rabias en una semana en 2007. Primero se dio cuenta de que le faltaba la tapa. Luego, en un olvido, metió el pie en el hueco y se lesionó el tobillo. Y ocho días después, cuando EPM le repuso la tapa y la mujer creíasolucionado el problema, los ladrones se la llevaron de nuevo. Fue tal su desespero que la tercera tapa la hizo soldar para que no se la robaran.

Ella, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Prado, asegura que hoy faltan unas cien tapas de contadores en su barrio y acusa a los mendigos de cometer la mayoría de hurtos. Cuenta que una vez vio cómo uno, con una barra de hierro, levantó una tapa y se la echó al hombro, situación que llevó a que los vecinos hasta candados usen para asegurar sus tapas.

El tipeador Carlos Jaramillo, entretanto, nos reportó a Palacé con Caracas como punto crítico del centro en estos robos.

Son del usuario
Lo primero que aclara EPM es que los elementos que están entre la tubería principal y la vivienda son del usuario. Es decir que a él le toca pagar la reposición de la tapa y el contador, que se le cobra en la factura de los servicios públicos. Los estratos 1, 2 y 3 pueden cancelar por cuotas.

La empresa solo los reinstala con la autorización del ciudadano. Para ello hay que reportar al 44 44 115.

Santiago Ochoa Posada, subgerente de Operación y Mantenimiento de Aguas, informa que una nueva tapa cuesta cien mil pesos, incluida la instalación. Él no se explica para qué se las roban si son de hierro dúctil y, según él, este material no se puede fundir. Piensa que la única razón para robarse una tapa sería revenderla a alguien que le falte. En cuanto a los medidores, acepta que los pillos los venden en chatarrerías.

Por toneladas
Consultamos seis chatarrerías del Valle de Aburrá para saber si compran o no estos materiales. En tres fueron tajantes y dijeron: “No señor, tenemos prohibido comprar tapas y contadores”.

En una explicaron: “Eso sí se puede fundir, lo echa uno por chatarra. Ande con ellas, que en un depósito más alejadito se las compran. A 400 pesos el kilo de hierro dúctil y entre cinco y ocho mil pesos el kilo de contador de bronce. Pero búsquelo retiradito porque nosotros no podemos, nos joden mucho con eso”.

En otra se animaron: “¿Tapas? Cuántas tiene? Aquí sí hemos recibido pero ahora no está el encargado. ¿Y contadores?... De todos modos pásese por aquí y se da la conversadita, pero si lo cogen con eso lo encanan”.

Pero en la última sí se la jugaron: “¿Cuántas tiene? Ah..., pensé que tenía toneladas. Pero bueno, tráigame eso que yo me arriesgo a lo que sea, ¡soy un hombre osado, arriesgado!”

Una tapa pesa tres kilos. Es decir que la osadía le significa al ladrón solo 1.200 pesos, una miseria comparada con el daño que le causa al propietario.

EPM adelanta estudios para cambiar las tapas de hierro por unas de polipropileno (un tipo de plástico), pero aún no han alcanzado la resistencia necesaria.

Cuestión de cultura
El coronel Yed Milton López Riaño, comandante de la Policía Comunitaria, sostiene que el problema de fondo es interiorizar la cultura de no comprar ni vender objetos robados.

Quienes los vendan incurren en el delito de receptación, que implica hasta ocho años de prisión y multa de hasta 500 salarios mínimos mensuales.

Mientras el robo de tapas o contadores configura el delito de hurto simple, que puede acarrear días de arresto, multa y trabajos comunitarios.

De acuerdo con el oficial, no hay grupos dedicados a esta actividad sino que, en su mayoría, son mendigos drogadictos los que cometen el delito.

Para contrarrestar el problema, la comunidad puede llamar al 123. Sin embargo, sostiene López que, como el control debe ser oficial y ciudadano, la mejor estrategia es chiflar a los ladrones. Además, la Policía adelanta una campaña de sensibilización con las chatarrerías.

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