Las canciones de Silvio Rodríguez no se escucharon, como tampoco el bandoneón de Rodolfo Mederos. Sin embargo, los aplausos fueron el sonido de fondo. La protagonista fue la música, en la voz de los dos artistas. La hablaron, la pensaron, se preocuparon por ella, la amaron también. La música ahí, en conversación de sala, bajo la mirada de unas 3.000 personas.
La primera conferencia del Congreso fue con Mederos y Silvio, conversando sobre la Música de Iberoamérica, mientras la Ministra de Cultura, Paula Marcela Moreno, estaba en la mitad, como moderadora.
Lo primero fue pensar la música desde las raíces. Bien lo dijo Mederos, el músico argentino: "Estoy convencido que un pueblo no tendrá futuro, si no tiene pasado".
Recordaron entonces que la música iberoamericana, en su núcleo, tiene elementos de las tres razas, léase africana, indígena y europea, por ello, en palabras del argentino, no es fácil analizar la sustancia de la que está hecha y que, sin embargo, "lo híbrido no debe asustarnos. Elementos de diferentes culturas deben terminar mostrando su esencia".
Fue así como el bandoneonista habló de tres músicas diferentes. Una, la del pueblo, o aquella manifestación artística, poética y musical, que surge de la comunidad y que acompaña la vida cotidiana. "No tiene diferencias entre consumidores y productores. La hacen, la disfrutan y la reciben. Es lo que llamamos folclor y está en vía de desaparición", expresó.
La segunda es la de autor, que algunos llaman erudita, aunque al artista la palabra le parece antipática. Es entonces la opinión del artista, de su manera de mirar el mundo, que a veces se nutre de la música del pueblo.
Y está la tercera, que es la comercial, "la generada en oficinas de marketing y que es improductiva. Esta música no solo estupidiza, sino que también quita identidad".
Sobre el tema, Silvio Rodríguez señaló que las raíces tienen que ver con lo autóctono, pero que "sabe Dios de dónde sale". Lo que sí es claro es la mezcla que se logra en el encuentro de culturas, como le llama el cantautor al descubrimiento de América. "Sin duda no teníamos la guitarra, yo creo que eso ha sido una buena adquisición. No todo es malo, hubo cosas buenas". Y aquí hubo risas.
En este sentido, Silvio señaló que la música iberoamericana es mestiza, como lo es la sangre. No obstante, también expresó que las influencias son buenas, siempre y cuando se sea capaz de ser consciente de ellas, lo que aplica para cualquier arte. Una actitud alerta, de ser críticos y autocríticos y tener la autonomía para discernir, para elegir lo que nos gusta o no y saber por qué.
Hizo hincapié, Silvio, en que se está en un momento muy especial de la vida, refiriéndose a la música comercial, que pone en peligro al género. "Una de las razones por las que estamos así, es quizá por el mal uso que hemos hecho de algunas maravillas tecnológicas. El hombre ha evolucionado mucho, pero quizá filosóficamente no está a la altura de las maravillas que es capaz de inventar. La música actualmente es un fenómeno de mercado. A veces no hace falta que el artista cante, sino que basta con ser bonito".
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