Hay fotos que nunca se olvidan. Incluso vienen a la mente cada tanto haciendo que su recuerdo dispare otro recuerdo. Una de ellas la descubrí en el blog Quitapesares de Héctor Abad Faciolince. Sobre el asfalto se ve el cuerpo cubierto de su padre asesinado. A un lado están la esposa y la hija mientras él, su único hijo varón, mira hacia un lado. Cuando vi esa imagen no pude contener las lágrimas. Y es que días antes había terminado de leer El Olvido que seremos, el texto en que este escritor habla sobre su vida y familia.
El libro lo compré en un aeropuerto y se perdió. Después alguien me lo prestó y lo pidió de vuelta al otro día. Por eso no quise soltarlo cuando volví a encontrarlo. Entre las frases mencionadas de Héctor Abad padre, resalto una: "Si quieres que tu hijo sea bueno, hazlo feliz. Si quieres que sea mejor, hazlo más feliz". Me llamó la atención esta prueba de amor devocional y porque aquellos con hijos nos preguntamos siempre cuál es el mejor método para que sean buenas personas y estén felices. También porque nunca quiero ni puedo imaginar cómo es crecer sin papá.
Tengo uno que me contó cuentos antes de dormir, construyó muñecos de madera y me llevó al médico siempre que fue necesario. Ha dado consejos, me ha recogido en el aeropuerto sin importar qué hora es y hasta ha horneado tortas de cumpleaños en la mitad de la noche. Por sus ganas de solucionarlo todo y dárselas de técnico cada tanto, una vez provocó que mis hermanas y yo nos bañáramos varios días con agua fría cuando intentó arreglar el calentador y al reconectarlo comenzaron a salir chispas y humo. También tengo un padrastro que siempre me ayuda y hace reír. Cuando compra cosas para mí y sus nietas nuevas, llega con paquetes de más por temor a que falte algo.
Conozco a personas en Colombia y en Israel que nunca conocieron a sus papás porque fueron asesinados o murieron en la guerra. Algunos crecieron oyendo historias de ellos o con fotos melancólicas que muestran en el día de su boda o fechas felices.
En nuestro país se vive con fuerza el llamado "madresolterismo". Cientos de niños crecen cada año sin papás porque estos nunca se enteraron que tendrían hijos o escaparon por miedo a la responsabilidad. Aunque las cifras son variadas y confusas, es un fenómeno arraigado. Incluso hay una cadena de restaurantes donde las mujeres cabeza de familia son prioridad.
Otros hombres desaparecieron por mucho tiempo después de un divorcio o sus exesposas lograron que no volvieran a ver los hijos. También hay que agregar los casos de mujeres solteras que al no encontrar pareja, no quisieron renunciar al sueño y se convirtieron en mamás. Tenemos deportistas, artistas, periodistas o empresarios que junto a sus madres y desde temprana edad, asumieron solos las tareas serias de la vida. Ojalá en este país existan más leyes y empresas que apoyen a las mamás sin pareja. Y que a los hombres se les ayude a ser longevos y a vivir bien para que estén más con sus hijos, nietos o sobrinos. Porque aunque las mujeres seamos capaces y podamos hacer mil cosas a la vez, los queremos, los necesitamos.
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