Tú me chuzas y yo te pago, es muy posiblemente la propuesta que le puede hacer un individuo con deseos de conseguir beneficios, cualesquiera que sean, a esas personas que llegaron a tener ese poder (Chuzar teléfonos) y cuyos principios se quedaron en las alcantarillas.
¿Quiénes se benefician con los escándalos de las chuzadas que supuestamente ha estado realizando el DAS, sin autorización? En un país en donde la oposición no ha encontrado la manera eficaz para desprestigiar al gobierno actual, se pueden propiciar esas chuzadas, para que sean descubiertas por medios de comunicación, cuyos principios son muy similares a los que tienen los que se dedican al lucrativo negocio de interceptar comunicaciones y a renglón seguido vender o filtrar, como se les dice ahora a estas infidencias, al mejor postor.
En este negocio ganan dinero quienes filtran y quienes publican; otra ganancia tienen los que compran la información proveniente de esa actividad ilícita; pierden los implicados en unas ocasiones, los organismos a los que pertenecen los que chuzan, la imagen internacional del país, muy posiblemente hay desprestigio del gobierno, cuando este no asuma las responsabilidades de permitir la investigación y tomar las decisiones que hayan de tomarse y la que más pierde es la moral que dicen defender, quienes se aprovechan de esta situación para ganar reconocimiento político o ventas de medios.
Es que defender un principio ético o moral, cuando la información se consiguió pagando y corrompiendo o, con artimañas que están por fuera de las herramientas lícitas, tiene la misma opacidad que un vidrio esmerilado. Pretender defender las fuentes, es una principio legítimo del periodismo, pero cuando esas fuentes son esbirros o mejor delincuentes que se venden y se lucran sin causa, por esas informaciones que supuestamente servirán para denunciar entuertos, lo que se está protegiendo son los bolsillos del medio y del informante.
Ante estas situaciones tan anómalas y demostrativas de la debilidad ética de algunos medios y de algunos partidos políticos que pretenden venderle al pueblo su organización como alternativa de poder, es necesario entonces, barajar y volver a dar para encontrar ideas frescas, con personajes no contaminados y grupos de personas, que antes que nada busquen, con seriedad y compromiso el bienestar de los colombianos. Infortunadamente esos partidos que se consideran mayoritarios, tienen tan contaminadas a sus bases como a sus dirigentes y de ellos no se puede esperar nada diferente a lo que han hecho hasta ahora. Nada
Coima: Después de todo: ¿Quién pagaría las lentejas de la comilona y francachela entre el Fiscal y la Revista Semana?
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