Antes que el oro, el ranquin o la gloria, en la mente de Juan Sebastián estaba su papá, ese que lo llevó a una cancha cuando la raqueta le quedaba gigante, y que le pone tranca a la puerta para que su niño no salga de fiesta.
"Se lo dedico a mi papá que me ha estado acompañando en este deporte tan duro. Ahora lo entiendo cuando me dice que no salga a rumbear con mi hermana, ni me vaya de celebraciones. Todo es por mi bien. A él y a toda mi familia se lo dedico", dice Juan Sebastián Gómez Iregui, el orgulloso ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se realizan en Singapur.
Juan Sebastián, con raqueta bien encordada y músculos bien puestos, ganó una batalla por el oro en la modalidad individual del tenis de campo. Como en las películas de Rocky Balboa, después de mucha lucha, solo uno quedó en cancha. Y ese fue el colombiano.
Gómez, con un set repartido por lado en el partido, vio como el indio Yuki Bhambri, ex número 1 del ranquin mundial juvenil, le entregaba el oro de los Olímpicos de la Juventud, pues las piernas del asiático no daban más, y un calambre dejaban los cartones definitivos 6-7 (5), 7-6 (4) y 4-1.
"Eso es inexplicable, es una felicidad increíble, nunca había sentido una emoción tan grande y gracias al torneo me pone como el mejor jugador juvenil del mundo", anotó Gómez, quien en el segundo set estuvo a dos bolas de perder el partido y la medalla, pero tuvo fuerza y paciencia para celebrar.
"Él estaba muy bien físicamente, a mí solo me tocaba seguir concentrado, metido en la cancha, y buscar recuperarme. Saqué muy buenas bolas en esos puntos, Dios me ayudó bastante", dijo el tenista bogotano, nacido en marzo de 1992, y quien hace poco estuvo jugando en los Juegos Suramericanos de Medellín, donde no tuvo éxito.
La cantaleta
William, el papá que cargó solo con la familia tras la muerte de la madre de Juan Sebastián, lo llevó al Club El Comercio de Bogotá con tan solo cuatro años. Allá fueron sus primeros aces.
Luego pasó seis más en la Liga y hace un par de temporadas hace parte del equipo de la Federación Colombiana de Tenis. Allí, cuando los raquetazos comenzaron a sonar más duro, fue que comenzó la exigencia.
"Ahora lo entiendo más, cuando me dice que me cuide, que siga entrenando, que no salga de rumba. Un mensaje muy especial para todos los que me estuvieron apoyando", agregó Gómez desde Singapur, quien dijo que éste era su objetivo, así como el de todo el Comité Olímpico Colombiano y de la Federación Colombiana de Tenis de Campo.
Ahora, tal como lo hizo desde los cuatro años con la raqueta grandota, Juan Sebastián seguirá con sus aspiraciones de tenista grande. "Me siento contento por ser campeón olímpico, pero hay que seguir entrenando. Voy a seguir concentrado, quiero ganar más cosas para Colombia". Por ahora tiene la actitud, el talento y un padre con las llaves para cerrarle la puerta a la fiesta.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6