Una suma de hechos desafortunados y que parecen inauditos, en medio del dolor de las familias de las 233 personas fallecidas en el incendio en la discoteca Kiss, en Santa María, Brasil, confluyeron en la segunda tragedia más grande del mundo ocurrida en discotecas en los últimos tiempos.
El uso de una bengala en medio de la presentación de la agrupación musical Gurizada Fandangueira y la negativa de los porteros a dejar salir a los asistentes por la única puerta del local, por temor a que no pagaran la cuenta, se sumó al hecho de que, según las autoridades, el negocio tenía el permiso de funcionamiento vencido.
Según Moisés da Silva Fuchs, comandante del Cuerpo de Bomberos de la Región, la licencia "estaba vencida desde agosto de 2012 y era necesaria para el funcionamiento normal del establecimiento".
De acuerdo con el último reporte oficial del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militarizada del Estado de Río Grande do Sul, las víctimas fatales fueron 120 hombres y 112 mujeres, cifras a las que se suman 131 heridos.
El hecho devastó a la comunidad universitaria de esa localidad porque la mayoría de víctimas eran jóvenes de diferentes facultades de la Universidad Federal de Santa María (Ufsm) que celebraban en el local.
El mayor Cleberson Braida Bastianello, de dicho batallón, explicó que la mayoría de personas murió asfixiada y atropellada porque la única vía para evacuar estaba cerrada, tras el incendio formado por el estallido de la bengala.
La tragedia obligó a la presidenta, Dilma Rousseff, a adelantar su regreso de Santiago de Chile para visitar el hospital de la Caridad de Santa María, uno de los que más recibió heridos.
Allí conversó con las víctimas y sus familiares y recorrió el Centro Deportivo Municipal, donde fueron puestos los cadáveres de la discoteca, lugar donde no logró controlar las lágrimas, destacó Efe.
"Quien necesita de mí en este momento es el pueblo brasileño. Por eso les pedí a todos los ministros que ayuden en todo lo que puedan", aseguró.
Por su parte, el director de la Ufsm, Felipe Martins Müller, dijo que "sentimos que un momento de fiesta fuera interrumpida por la noticia de una fatalidad de esta dimensión".
Por eso convocó a todos los sicólogos y asistentes sociales de la universidad para que comparecieran en el lugar y ayudaran a los familiares.
Santa María, una ciudad que vive del comercio, alberga ocho universidades, de las cuales la más importante es la Ufsm, que tiene 1.804 profesores y 27.299 estudiantes, que representan más del 10% de su población.
El alcalde de esa localidad, Cezar Schirmer, decretó ayer luto oficial de treinta días para llorar a las víctimas de ésta tragedia.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6