El comportamiento del voto en blanco en estas elecciones parlamentarias evidenció un leve repunte con respecto a la curva que históricamente ha marcado en las distintas jornadas democráticas.
Si bien en la conformación de los cuerpos colegiados el voto en blanco ha oscilado entre el 3 y el 5 por ciento, en esta oportunidad las cifras son un poco más altas, pero sin la fuerza necesaria como para hacer repetir los comicios.
En la votación por Senado, el voto en blanco fue del 5,66 por ciento, más de 690 mil; y en Cámara fue de 6,32 por ciento, más de 755 mil.
Esto significa, al decir del exministro del Interior Armando Estrada Villa, que “la efectividad del voto en blanco no es tan fuerte como se creía”. El experto recuerda que a pesar de los esfuerzos de varios medios de comunicación, el voto en blanco no tiene la fuerza que se esperaba.
“El voto en blanco tiene un sentido de rechazo a la clase política, pero no es muy efectivo, pues afecta más al voto de opinión que al voto cautivo producto de la maquinaria política, el constreñimiento o la compra de sufragios”, sostiene Estrada Villa.
Sin embargo, el exministro señala que en las próximas elecciones presidenciales, es posible que el voto en blanco se dispare.
“Tradicionalmente, el voto en blanco es mucho mayor en las elecciones uninominales que en las de cuerpos colegiados, porque cuando se trata de corporaciones, si el voto en blanco es mayoría, no pueden volver a participar los candidatos pero sí las listas que superen el umbral. En cambio, en las elecciones de Presidente, Alcalde o Gobernador, el elector hace valer su opinión para que las personas que participan no puedan volver a participar”, concluye Estrada Villa.