Colombia, según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial, tiene el 41 por ciento de los páramos del mundo. Estos son esenciales en primer lugar porque son ecosistemas únicos reguladores de agua (son la fuente del 70 por ciento del agua dulce en el país), así también para la biodiversidad, pues en ellos se encuentran especies únicas, amenazadas de extinción que sólo allí perviven.
En el Plan Nacional de Desarrollo aprobado por el Congreso en 2011, como hoja de ruta para la administración Santos (2010-2014), se estableció el mandato de delimitar los ecosistemas de páramos y humedales, para, entre otras, prohibir que allí se adelanten actividades agropecuarias, de exploración o explotación de hidrocarburos y minerales, o de construcción de refinerías de hidrocarburos.
Pero lo que se ha vivido en los últimos años con el páramo de Santurbán, en Santander, ejemplifica como ningún otro la complejidad para conciliar intereses particulares contrapuestos a los generales, visiones diversas sobre las prioridades para el desarrollo (ecológico, acuífero, económico, agrícola), y cabildeos de grupos de presión. Y también la descoordinación entre entes gubernamentales y la falta de planificación para el cabal cumplimiento de las normas.
En Santurbán no solo se genera agua para cuatro millones de personas (según datos oficiales), que habitan en 42 municipios de Santander y Norte de Santander. También bajo sus tierras hay oro, abundante oro, cuyo valor muchos consideran más apreciable que la reserva de agua para quién sabe cuántas generaciones hacia el futuro.
De allí las dudas, aplazamientos y presiones cruzadas de entidades estatales y privadas para definir la delimitación de la zona ambiental de protección del páramo.
Cualquier medida o definición de límites implica tocar sensibilidades de grandes empresas mineras, pero también de ganaderos y afectar el modo de vida y sustento de miles de campesinos.
A pesar del mandato legal del Plan de Desarrollo, no había definición hasta ahora, y la que se anuncia no ha sido tampoco clara. No hay que olvidar que el Ministerio de Ambiente ha sufrido cambios de estructura, de denominación, de competencias y de ministros, pues en este gobierno han cambiado de titular cada año. Cuando llega uno que al fin comprende las acciones por emprender, lo relevan y llega otro a empezar de nuevo.
Hace una semana la actual ministra, Luz Helena Sarmiento, anunció que quedaba definida la delimitación del páramo. No obstante, hizo el anuncio pero sólo informó tal delimitación a puerta cerrada en Bucaramanga. No hay acto administrativo que especifique las áreas que quedan vedadas a la minería y la agricultura.
El Ministerio de Ambiente está obligado, según la ley, a delimitar los ecosistemas de páramos a escala 1:25.000, para realizar el proceso de zonificación, ordenamiento y determinación del régimen de uso de los ecosistemas. La escala que se conoce hasta ahora es de 1:250.000, tan general que no cumple la función de uso para la planificación.
¿Todo este tortuoso proceso se irá a repetir con todos los páramos del país?.
EL PLAN ESTÁ ACORDE CON UN MODELO DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Por LUZ HELENA SARMIENTO V. Ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible *
El Gobierno Nacional amplió de 11 mil a 42 mil hectáreas el área protegida del Parque Natural Regional Santurbán, en el departamento de Santander.
Esta decisión, que se ha socializado con las autoridades locales y regionales, se encuentra acorde con un modelo de desarrollo sostenible acogido por el Gobierno Nacional.
El principal acuerdo al que hemos llegado es que no habrá desplazamiento de gente y que lo que queremos es darle mayor seguridad jurídica en la tenencia de la tierra. En este tema el Ministerio de Agricultura se sentará con los alcaldes de la zona y los actores rurales para desarrollar proyectos de reconversión productiva, vivienda rural y mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del Páramo.
Habrá planes de reconversión para los campesinos de la región dedicados a la agricultura y minería que les permitirá mejorar sus ingresos y la calidad de vida.
Ahora el campesino cuidará el páramo y a la vez mejorará sus ingresos.
Los campesinos que se dedican a cultivos de cebolla en zona protegida, se convertirán ahora en sembradores de páramo, y el Gobierno les rentará por esta actividad más de lo que recibían por sus cultivos tradicionales.
*(Declaración del 31/03/2014)