Con operaciones en los municipios de Amalfi, Vegachí, San Roque, Yolombó, Yalí, Caracolí y Maceo, CAS administra alrededor de 14.000 hectáreas de plantaciones forestales comerciales, principalmente de pino Tecunumanii. Pero su huella va más allá del cultivo responsable: más de 8.000 hectáreas han sido destinadas exclusivamente a la conservación de bosques nativos, protección de cuencas hídricas y zonas de alto valor ecológico.
Lo que para muchos era tierra improductiva, para CAS es una oportunidad de desarrollo. La empresa ha generado más de 150 empleos directos y 300 indirectos, priorizando la contratación local y la formalización del trabajo en zonas rurales históricamente excluidas. “En nuestra compañía promovemos una política de contratación responsable que prioriza la vinculación de mano de obra local, garantizando procesos transparentes, equitativos y respetuosos con los derechos laborales”, afirma Dayana Marín Ortiz, gerente de Gestión Humana y Asuntos Corporativos de CAS.
Además de madera en bruto, inmunizada y dimensionada , CAS aprovecha sus cultivos para producir biomasa y capturar dióxido de carbono, contribuyendo a la mitigación del cambio climático. En San José del Nus, la empresa ya opera una planta de inmunizado y una planta de astillado que convierte madera en energía renovable, convirtiendo a Antioquia en la principal proveedora de biomasa para la transición energética.
Jaime Londoño, gerente financiero, y Rogelio Vorphal, gerente de Operaciones, explican que uno de los proyectos más ambiciosos en curso es el nuevo aserradero en Vegachí: “Será el más grande de Colombia, con capacidad para procesar 200.000 toneladas al año. Tendrá tecnología de punta en optimización de corte y aprovechamiento de la madera, garantizando productos de máxima calidad”.
Un trabajo colaborativo
La visión de CAS no sería posible sin un gran equipo de trabajo que ha impulsado su crecimiento con decisión y estrategia. Este equipo de liderazgo ha liderado un modelo de transformación con rigor técnico y claridad institucional.
“CAS se ha caracterizado por mantener un alto estándar en materia de compliance, con políticas rigurosas orientadas al cumplimiento normativo y al fortalecimiento del gobierno corporativo. Nos propusimos demostrar que el sector forestal es una herramienta real de desarrollo rural y legalidad. Lo que hemos construido en el nordeste antioqueño es prueba de que sí es posible hacer empresa, cuidar el medio ambiente y transformar territorios”, señala Alejandra López Rivera, gerente jurídica.
Pero CAS no trabaja sola. Ha tejido una red de alianzas con autoridades locales, ambientales, comunitarias y académicas —incluyendo las alcaldías municipales, Cornare, Corantioquia, Fedemaderas y varias universidades— para construir una visión compartida de territorio. Con su programa de relacionamiento comunitario “Seamos buenos vecinos” promueve el diálogo, la participación comunitaria y obras que mejoran la calidad de vida: vías, conectividad rural y educación ambiental y forestal.
Una visión sostenible
Y no solo producen, también lideran. Esta semana, CAS es coorganizador del III Congreso Nacional de Industriales de la Madera – Fedemaderas 2025, en la Cámara de Comercio de Medellín. El evento forma parte de la primera Semana de la Bioeconomía en Antioquia, una cita clave para el futuro productivo del país. Entre los invitados figuran la embajadora de Chile en Colombia, autoridades ambientales nacionales y precandidatos presidenciales.
“La importancia de este evento radica en mostrar que Antioquia es líder en plantaciones forestales comerciales. Y la reforestación tiene potencial en transición energética, construcción sostenible y desarrollo industrial en las subregiones del departamento”, explica Juan Pablo Orozco Salazar, gerente general de CAS.
La participación de Chile —país sede de la casa matriz de CAS— refuerza el compromiso de la inversión extranjera en el desarrollo sostenible de Colombia, acompañado también por Alejandro Sáenz, chileno y director ejecutivo de la compañía. El papel de CAS, con su visión de largo plazo, consolida al nordeste antioqueño como un clúster transformador que merece estar en el radar nacional.
En un país que busca crecer, CAS es ejemplo vivo de que sí se puede. Porque no solo siembran árboles: siembran esperanza, empleo, energía y oportunidades. Desde el corazón de Antioquia, están demostrando que cuando se trabaja con técnica, visión y compromiso social, el desarrollo sostenible deja de ser un sueño y se convierte en una realidad que florece entre montañas.
*Contenido realizado en alianza con CAS.
