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Más de 2.400 pequeños productores trabajan de la mano de Uniban, principal comercializadora de banano en Colombia y la quinta en el mundo, que también lidera el proceso de exportación de plátano bajo un modelo asociativo.

  • Urabá concentra el 60% de la producción nacional de banano. FOTO: cortesía Uniban.
    Urabá concentra el 60% de la producción nacional de banano. FOTO: cortesía Uniban.
  • En Caimán Nuevo, los pequeños plataneros kuna dule fortalecen la tradición agrícola de la región, sembrando desarrollo y preservando su cultura en alianza con Uniban. FOTO: Cortesía Uniban.
    En Caimán Nuevo, los pequeños plataneros kuna dule fortalecen la tradición agrícola de la región, sembrando desarrollo y preservando su cultura en alianza con Uniban. FOTO: Cortesía Uniban.
hace 4 horas
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En el noroccidente antioqueño, Urabá se ha consolidado como uno de los principales polos agroindustriales del país. Aunque el banano ha sido históricamente el cultivo insignia de la región, el plátano se ha ganado un lugar fundamental en la economía y en la vida de miles de familias campesinas.

La región concentra cerca del 60 % de las hectáreas sembradas de banano en el país y, al mismo tiempo, se ha consolidado como epicentro de exportación de plátano. Solo en 2024, Colombia exportó alrededor de 6,15 millones de cajas de plátano, de las cuales 3 millones fueron comercializadas por Uniban.

La compañía, principal comercializadora de banano en Colombia y la quinta en el mundo, ha liderado este proceso bajo un modelo asociativo que permite a pequeños agricultores acceder a mercados internacionales. Hoy son cerca de 2.500 familias vinculadas, muchas de ellas encabezadas por mujeres, comunidades afrodescendientes e indígenas.

El modelo que abrió las puertas al mercado internacional

Exportar no es sencillo. Trámites como la bancarización, el RUT, la facturación electrónica o los permisos sanitarios suelen ser un muro para los campesinos. Por eso, el modelo de Uniban es importante: ofrece transporte, empaque, asesoría técnica, facilidades de crédito y comercialización directa.

Lo que hacemos en Uniban es unir productores con mercados mundiales. Damos acceso a precios justos, servicios técnicos y logísticos, para que pequeños agricultores tengan la certeza de que su esfuerzo llega a los supermercados más importantes del mundo”, explica Manuel Laborde, presidente de la compañía.

Este esquema ha permitido que los pequeños productores encuentren estabilidad económica y que la fruta de Urabá —banano, plátano y productos exóticos— llegue a destinos tan exigentes como Estados Unidos y Europa. Uniban exporta el 90 % de su producción al viejo continente y el 10 % restante a Norteamérica, un mercado donde el consumo de plátano crece cerca de un 10 % anual.

Historias que dan sentido al negocio del plátano

El rostro de este modelo asociativo se refleja en historias como la de Julio César Pereira, quien en los años 90 resistió amenazas para no abandonar su parcela y convirtió el plátano en el sostén de su familia; la de María Silveria Quinto, que regresó a Belén de Bajirá después del desplazamiento y hoy, a sus 70 años, afirma que el cultivo ha sido la base del sustento familiar; o la de Severiana Borja, quien llegó a Turbo huyendo de la violencia y reconstruyó su vida cultivando plátano en la vereda Las Camelias.

Estas historias revelan cómo el plátano se ha convertido en sinónimo de resiliencia y progreso para comunidades afrodescendientes, mujeres cabeza de hogar e indígenas de la región. Según Uniban, cerca del 80 % de quienes trabajan en las plantas empacadoras son mujeres, y el 32 % de las familias productoras tienen a una mujer como núcleo del proceso.

En Caimán Nuevo, los pequeños plataneros kuna dule fortalecen la tradición agrícola de la región, sembrando desarrollo y preservando su cultura en alianza con Uniban. FOTO: Cortesía Uniban.
En Caimán Nuevo, los pequeños plataneros kuna dule fortalecen la tradición agrícola de la región, sembrando desarrollo y preservando su cultura en alianza con Uniban. FOTO: Cortesía Uniban.

Del campo al contenedor

El proceso del plátano comienza en las fincas, donde se cultivan variedades como el hartón. Luego pasa a las empacadoras, donde se selecciona y clasifica con estándares internacionales antes de empacarse en cajas que viajan en contenedores hacia Norteamérica y Europa.

Ese tránsito no solo asegura la competitividad de los productores, sino que refleja el valor agregado de una cadena que ha aprendido a proyectarse hacia el futuro sin dejar de lado la sostenibilidad y la inclusión.

Puerto Antioquia, la promesa a gran escala

El futuro del plátano y el banano de Urabá también lo atraviesa la infraestructura. Con la entrada en operación de Puerto Antioquia, prevista para finales de año, los tiempos logísticos se reducirán de manera significativa y las exportaciones ganarán competitividad.

“Será un cambio trascendental. Permitirá que la producción de Urabá llegue con mayor eficiencia al mundo”, resaltó Laborde.

Más que cifras, una apuesta social

El plátano que viaja en barco hacia supermercados de Estados Unidos o Europa lleva consigo mucho más que un valor comercial: concentra décadas de resistencia campesina, la capacidad de adaptación de Urabá y la apuesta de una empresa que ha hecho de la inclusión su estrategia de futuro.