La cifra pasa desapercibida y genera pocos titulares de prensa. Sin embargo, es aterradora: en 2018 murieron en las carreteras 6.879 personas. Es como si desapareciera el municipio de Heliconia, Antioquia. Los expertos aseguran que esta es una guerra silenciosa en la que también se debe hacer un proceso de paz entre conductores, motociclistas y peatones.
Pues bien, ayer se conmemoró en el mundo el día Mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico y en Colombia este flagelo sigue siendo una prioridad. Sin embargo, las autoridades aún no logran una reducción significativa en las cifras. Es más, de acuerdo con la Agencia Nacional de Seguridad Vial en lo que va corrido de 2019 los siniestros viales en Colombia han dejado 4.761 personas fallecidas y 25.476 lesionadas. Esto representa una disminución del 0,4% de muertos y una disminución del 6,59% en lesionados, en comparación con el año anterior.
Sin embargo, aunque hubo una reducción, tanto el Gobierno como los analistas han advertido que es insuficiente. En el caso de Medellín, por ejemplo y de acuerdo con la información preliminar del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, entre enero-septiembre de 2019 se registraron, 178 fallecidos reportados por el Instituto Nacional de Medicina Legal. Estas cifras reflejan un aumento del 5,95% en comparación con 2018.
En ese sentido, en el Plan Nacional de Desarrollo quedó plasmado que para 2022 el país tendrá que haber salvado 1.398 vidas en siniestros viales. Para esto, los alcaldes tendrán un papel protagónico.
La ministra de Transporte, Ángela María Orozco, expresó que han identificado que la “mejor manera de contener el fenómeno de la siniestralidad vial es consolidar alianzas con las entidades territoriales, los gremios y la ciudadanía. Estamos dinamizando los procesos preventivos respondiendo a 5 pilares: comportamiento humano, infraestructura segura, coordinación interinstitucional, vehículos seguros y atención a víctimas”.
De acuerdo con Luis Felipe Lota, director de la Agencia, la tarea estará en manos de los nuevos alcaldes quienes tendrán que salvar un número determinado de vidas durante su cuatrienio. En el caso, por ejemplo de Medellín que en los próximos cuatro años tendrá que salvar 69 vidas, Bogotá 102 y Barranquilla 43, por mencionar solo algunos. “Le estamos dando una meta a cada ciudad y le estamos diciendo al alcalde cómo se están muriendo las personas en las vías. Les planteamos las estrategias para abordar la problemática, esto con el fin de que todos tengan este tema en sus planes de desarrollo y queden plasmadas las estrategias. Lo que nos hemos encontrado es que muchos secretarios de tránsito no saben qué es la seguridad vial y no saben cómo bajar la tasa de muertos. Desde la Agencia tenemos que ayudarles”, dijo Lota, en conversación con este diario.
Frente a la meta total de disminución, Lota reconoce que es una cifra alta sabiendo que en los últimos 10 años nunca se ha presentado una disminución tan significativa.
“Este año tenemos 518 municipios donde no han muerto personas en accidentes. Lo que hemos visto es que en general, los alcaldes no tienen la dimensión de este tema, es más, no lo ven como un asunto grave, por eso para nosotros la sensibilización es fundamental”, dijo.
Frente a este panorama, el exdirector de la Agencia, Alejandro Maya, dijo que si bien hay una leve reducción del 0,4 % también es cierto que falta registrar el trimestre de mayor complejidad del año en materia de seguridad vial: Octubre, noviembre y diciembre. “Es necesario asegurar el ejercicio de la autoridad y el control en todo el territorio, pues más del 60% de los municipios del país no cuentan ni siquiera con un guarda o policía de tránsito que pueda verificar el cumplimiento de las normas. También es importante la construcción de una infraestructura segura que permita mitigar los riesgos a los actores viales”.
Por último, Mary Bottagisio, directora Fundación Liga Contra la Violencia Vial, sostuvo que la ciudadanía no ha entendido “que estamos en una guerra en las vías del país, necesitamos hacer la paz en las carreteras. El próximo proceso de paz lo firmaremos con 10 millones de motociclistas porque, sin duda, tenemos que hacer un cese al fuego. Para ello necesitamos una genuina directiva al más alto nivel del ejecutivo. Hay que pacificar las vías. Matarse por moverse no puede ser el precio de la movilidad. Cada tres días mueren tres niños en el país. 500 al año y otros quedan con mutilaciones”, dijo Botaggisio.
Por último se cuestiona: “¿Qué les vamos a decir a las generaciones futuras sobre la pérdida de tantas vidas humanas en una guerra silenciosa, tolerada y no declarada?”.