Seis hombres y tres mujeres definen el futuro del aborto en Estados Unidos. En manos de ese grupo, de los que solo tres son progresistas y los demás conservadores, está el futuro de la interrupción voluntaria del embarazo en ese país, un análisis que comenzó este miércoles y podría extenderse hasta mediados de 2022.
La Corte Suprema estudia una demanda de la única clínica del estado de Mississippi que sigue practicando abortos, después de que las autoridades federales de esa localidad determinaran que ese procedimiento solo será legal hasta la semana 15 de gestación.
El litigio es conocido como Dobbs versus Jackson Women’s Health Organization. Lo que el tribunal analiza es si la ley de Mississippi que limita el plazo en el que una mujer puede abortar es, o no, viable. Este litigio en las altas cortes se constituye como la primera ocasión en casi medio siglo en la que habrá un pronunciamiento sobre la constitucionalidad del derecho al aborto.
Al tratarse de un país federal, la discusión sobre el aborto posee tantos matices como estados existen. En 1973, la Corte Suprema permitió el derecho al aborto con el estudio del caso titulado Roe versus Wade. Desde entonces, cada localidad ha dispuesto una legislación estatal para regularlo.
Mississippi no es el único estado que propende por restringir el aborto. En septiembre, Texas dio el visto bueno a la ley de primer latido, que prohibe la interrupción del embarazo si en la revisión médica a la mujer se detecta un latido fetal. Es decir, lo que a juicio de los más conservadores significaría que ya hay vida y que sucede cerca de la sexta semana de gestación.
Caballo de batalla de Trump
El 60% de los estadounidenses considera que el aborto debe ser legal, de acuerdo con Pew Research Center, una posición mediada por cuestiones religiosas y políticas; mientras la mayoría de los demócratas (80%) propende por respetar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, los republicanos que respetan esa cuestión son minoría (35%).
Ahí entra la sombra de Donald Trump: cuando el republicano estaba en campaña para llegar a la Casa Blanca, en 2016, prometió a sus votantes conservadores que cambiaría los jueces de la Corte Suprema por togados más conservadores. Su vaticinio se hizo realidad y logró establecer tres nuevos togados, todos de derecha: Amy Barrett, Brett Kavanaugh y Neil Gorsuch.
Su llegada modificó las cargas dentro del tribunal y abrió la puerta a ese tipo de procesos. El miércoles se llevó a cabo la citación para exponer los argumentos orales del caso, que fue transmitida en directo y en formato audio por la Corte Suprema. Durante la diligencia, las voces conservadoras sobre la interrupción del embarazo fueron protagonistas.
“Si te pregunto qué derecho constitucional protege el ‘derecho’ al aborto, ¿cuál sería?”, cuestionó uno de los jueces a la abogada Julie Rikelman, quien defendió ante el estrado ese servicio médico. “Es la libertad, el derecho a la autonomía física y a decidir si se quiere tener una familia (...) La libertad existe sin importar que tipo de variable aplique la corte”, respondió Rikelman.
“Al ser una corte más conservadora, es probable que protejan la ley de Mississippi para prohibir el aborto. Los jueces ya han mostrado cierto nivel de aprobación de esa normativa estatal”, apuntó el analista estadounidense, Emilio Viano. La determinación final de los nueve jueces de la Corte Suprema podría tardarse hasta seis meses y generar un revolcón en todas las legislaciones estatales sobre el aborto
25
semanas es el plazo máximo en el que se permite abortar en EE. UU., en Virginia.