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Tras una caída en picada de 500 metros, el avión recuperó la estabilidad por un momento. Fueron apenas 10 segundos, suficientes para albergar alguna esperanza. Pero finalmente se desplomó sin desviaciones hacia el mar de Java.
Esta es, según el sitio de seguimientos de vuelos Flightradar, la última información que se tiene del vuelo JT 610, de la aerolínea indonesia Lion Air, que se estrelló ayer solo 10 minutos después de haber despegado del aeropuerto Soekarno-Hatta, en Yakarta.
El avión, un Boeing-737 MAX, había partido rumbo a la ciudad indonesia Pangkal Pinang a las 6:21 am, hora local. Un minuto antes de perder contacto, el piloto solicitó regresar al aeropuerto.
La ubicación del fuselaje de la aeronave y el estado de la mayoría de sus 189 ocupantes son desconocidos, aunque los servicios de rescate consideran que nadie ha sobrevivido. El general de brigada Bambang Suryo Aji informó que hasta ahora nueve cadáveres han sido rescatados del agua y que el resto podrían estar atrapados en la cabina del avión.
Se trata del primer accidente que involucra un Boeing-737 MAX, un modelo de 2017. Como explica el piloto experto en seguridad aérea Julio Enrique Consuegra, el “737 es un avión muy solicitado por las aerolíneas por su amplia autonomía de vuelo, la potencia de sus turbinas y lo económico de su operación”.
La aeronave accidentada estaba en funcionamiento desde el 15 de agosto de este año y tenía programados 8 vuelos más hasta el 6 de noviembre. Estaba “en los primeros 3 meses de funcionamiento, cuando hay que estar muy pendientes, pues cualquier defecto que tenga va a mostrarlo en esa etapa”, agrega Consuegra.
De hecho, antes de volar a Yakarta el avión había sido reparado por un problema técnico, según informó el presidente de Lion Air, Edward Sirait.
De acuerdo con los datos que se tienen, para el experto el accidente se asemeja a otros dos que ha estudiado e involucraron otros modelos del mismo avión por fallas en el sistema polistático, es decir, un colapso de la información del avión en pleno vuelo.
El hecho se da solo cuatro meses después de que la Unión Europea levantara la prohibición de sobrevolar su espacio aéreo a las aerolíneas de indonesia, entre ellas Lion Air, medida establecida en 2007 al considerar deficientes sus estándares de seguridad.
“Si mi hija está muerta, solo espero que sea enterrada como merece”, dijo a AFP Zainal Abidin, un hombre que espera noticias junto a decenas de familiares en el aeropuerto de Yakarta.
Entre tanto, se ha desplegado un operativo con 160 rescatistas, entre ellos 40 buzos y barcos que patrullan las 24 horas. Aunque tienen pocas esperanzas de hallar sobrevivientes, su objetivo también es la caja negra del avión para conocer las causas del accidente. Según reportes oficiales, la profundidad del océano en el lugar de la caída es de entre 30 y 40 metros, por lo que se requeriría alrededor de una semana para encontrarla