La fabricante Airbus cruzaba los dedos para que todo saliera bien, al menos en el tema de seguridad, con su aeronave militar A400M, que ha tenido bastantes retrasos en su construcción y entrega. Incluso, con casi todos los plazos incumplidos, un hecho empañó los esfuerzos de la compañía: uno de estos aviones se estrelló en una planicie cercana a Sevilla, con saldo de cuatro muertos y dos heridos, uno de ellos en estado grave.
Los primeros reportes apuntan a que la aeronave chocó contra una torre de alto voltaje cercana a un aeropuerto del que despegó para realizar pruebas de vuelo. Así, por lo menos, informaban los diarios españoles El Mundo y El País al cierre de esta edición.
Sin embargo, ¿qué tan fácil es que un avión resulte siniestrado por un choque de esta índole? Consultado por EL COLOMBIANO, Carlos Callejas, docente, abogado y controlador del Aeropuerto José María Córdova, consideró que tiene que haber otro error, sea humano o de la máquina, implicado en el caso.
“Todos los aeropuertos tienen de antemano la planeación de superficies limitadoras de obstáculos. Es decir, se calcula la trayectoria de los aviones y nunca se permitirá un obstrucción a la misma. Incluso se prevén casos de falta de sustentación”, explicó. Por tanto, es claro que un eventual choque con una torre de estas tuvo que haber tenido otro factor involucrado, tal como coincidió Callejas.
No obstante, no se podrá establecer nada más hasta que concluya la investigación.
En cualquier caso, desde ya el gobierno español está pidiendo que “no se haga del siniestro un análisis sobre la credibilidad de Airbus”, como dijo el ministro de Defensa, Pedro Morenés. Su similar alemana, Ursula von der Leyen, lo secundó, al decir que apoya “firmemente la industria aeronáutica europea”. Lo que muestra cómo el evento pone a prueba la empresa, por la seguridad de su nueva aeronave.
