Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Brownie, Dylan y Comandante: boom de perros de los presidentes

En las casas de gobierno hay hasta una oveja. La trastienda de las mascotas de los mandatarios.

  • Joe Biden con su perro Commander, Alberto Fernández con Dylan y Gabriel Boric con Brownie.
    Joe Biden con su perro Commander, Alberto Fernández con Dylan y Gabriel Boric con Brownie.
  • Brownie, Dylan y Comandante: boom de perros de los presidentes
  • Brownie, Dylan y Comandante: boom de perros de los presidentes
  • Brownie, Dylan y Comandante: boom de perros de los presidentes
  • Brownie, Dylan y Comandante: boom de perros de los presidentes
02 de enero de 2022
bookmark

Brownie Boric es un perro criollo de seis años que está por convertirse en el “Primer Perro de Chile”. Esa denominación resultó después de que su dueño, Gabriel Boric, ganara las elecciones presidenciales de ese país.

Una vez se confirmó el triunfo de su propietario, un abogado de 35 años, progresista y ambientalista, le crearon sus propias cuentas en redes sociales en las que ya publicó el reencuentro con Boric, una entrevista con un medio local y hasta la imagen de una videollamada con Dylan Fernández, una de las cinco mascotas del presidente de Argentina, Alberto Fernández.

En temas de peluditos esos dos países sí que tienen puntos en común: los animales de compañía de los políticos tienen perfiles en Instagram y Twitter, les acompañan a reuniones importantes y les otorgaron una suerte de función dentro de la familia oficial: Brownie hace campaña contra la pólvora y Dylan acompaña a Fernández a reuniones de trabajo.

Ese collie es el mayor de los canes del mandatario argentino y el papá de sus otros tres cachorros: Blue, Prócer y Kaila, una familia multiespecie que también está conformada por una oveja blanca adoptada llamada Argentina. Sí, mientras el nombre de ‘Blue’ significa uno de los colores de la bandera del país, el otro mamífero que le acompaña es la Nación en sí misma.

Alberto Fernández y Gabriel Boric son los políticos de Latinoamérica que más exhiben a sus mascotas. Si bien ambos tienen un componente ambiental importante en la agenda de sus gobiernos, sus mejores amigos de cuatro patas les sirven como un instrumento popular para ganar apoyos entre el electorado.

La teoría de la comunicación política evidencia que la gran mayoría de las personas terminan votando por quienes logran persuadir sus emociones. Los seres no humanos son una ruta para llegar a los sentimientos, especialmente en una sociedad en la que estos están ganando un rol predominante en las familias.

“Que un político muestre a su mascota puede considerarse como que está exponiendo a otro miembro de su familia y hoy a la gente le gusta sentir a los líderes de opinión como uno más, como otra persona del común”, detalla Angélica Martinez, politóloga y especialista en Marketing Político de la Universidad Externado.

EL COLOMBIANO contactó al equipo de Brownie. Detrás suyo están cuatro perros, dos gatos y un hámster y sus voceros señalan que el objetivo del “Primer Perro de Chile” es poner en la agenda pública la defensa de los animales, el cuidado de su salud y plantear la relación de los humanos con los seres de cuatro patas.

El cruce de pastor alemán nacido en Punta Arenas, en una camada de siete perritos, es uno más de la lista de mascotas presidenciales adoptadas, en la que también está Major, uno de los dos pastores alemanes del mandatario estadounidense Joe Biden.

Antes de que estos figuraran en la lista de inquilinos de las casas de Gobierno, los Obama llevaron a Bo y a Sunny a la Casa Blanca; Sebastián Piñera recibió a Tatán en el Palacio de la Moneda, y Mauricio Macri sentó a Balca en el sillón presidencial de la Casa Rosada.

Los perros policía

Major Biden tiene tres años y a comienzos del mandato de su dueño tuvo que devolverse para su natal Delaware porque mordió a dos personas, en dos ocasiones diferentes, dentro la Casa Blanca.

Para los Biden los animales de compañía también son un asunto de Estado. Hace pocos días ampliaron su familia con otro pastor alemán, Commader, cuyo nombre traduce Comandante y quien fue presentando en una reunión virtual ante las Fuerzas Armadas. Incluso, la primera dama, Jill Biden, publicó un comunicado en sus redes anunciando su arribo.

Como los Biden, otras familias poderosas de Estados Unidos intentaron mostrarse más cercanas a la gente paseando a sus mascotas por los jardines de la residencia de Washington, hasta Bill Clinton sacaba a caminar a su gato Socks, a quien le tenía un cartel en el escritorio que rezaba la frase: “Socks Clinton, el gato jefe”.

No se puede hablar de presidentes obsesionados con sus perros sin mencionar a Vladmir Putin, para quien estos son un manifiesto de geopolítica y dominio. Ha tenido cinco canes como residentes del Kremlin, tuvo otros dos con su exesposa Liudmila Putin, y hasta una vez custudió las fronteras de Rusia montando a caballo y sin camisa, en una pintoresca imagen que parece sacada de Narnia.

Konni, la mascota más querida del mandatario, se hizo famosa por dos cosas: un cómic del gobierno ruso en el que la retrataron como asesora de asuntos internacionales del Ejecutivo y por entrar intempestivamente a una cumbre de Putin con la excanciller alemana Angela Merkel en enero de 2007.

Así como es bien conocido en la política global que al mandatario le encantan los perros, también es público que Merkel le tiene miedo a esos animales. La fotografía de ese encuentro es así: mientras Merkel mira con cara de espanto cómo Konni se sienta a su lado, Putin observa risueño el gesto de su perra con su rival.

Tan famoso es el gusto de Putin por los caninos que sus homólogos le han enviado mascotas de regalo. Desde Japón le llevaron uno de raza akita llamado Yume como agradecimiento por la ayuda humanitaria de su país en el terremoto de 2011 y desde Bulgaria le llegó un pastor karacachan en 2010, en el marco de las negociaciones para la importación de gas desde ese país balcánico.

Para bautizar a ese pastor de la montaña, el político abrió un concurso invitando a los rusos a enviar propuestas de nombres, un certamen que ganó un pequeño de cinco años quien propuso ponerle Buffy. Ella todavía vive en el Kremlin.

Aunque famosas, las mascotas de Biden y Putin aún no tienen sus propias cuentas de redes sociales y menos protagonizan reuniones con otros perros. En cambio Síoda y Bród, los bernés del presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, participan en las reuniones oficiales en Dublín y hasta le acompañaron hace poco a un entierro.

“Hay una trivialización y espectacularización que muestra a la política como un show business donde parte del ejercicio de la conexión con los ciudadanos es también entretenimiento”, afirma Carlos Arias, gerente de la firma Estrategia & Poder.

Ellos –el “Primer Perro de Chile”, el mejor amigo de Alberto Fernández, el Comandante de Biden y la asesora internacional de Putin– son el manifiesto de una sociedad que se acerca más a los animales y una élite política que utiliza ese gusto como una herramienta para llegar a su público.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto
Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD