El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le dejó claro al gobierno ruso que en medio de la guerra en Ucrania, no dudará en responder militarmente si tocan a uno de los países de la OTAN.
Desde la Casa Blanca, el mandatario norteamericano le advirtió al Kremlin que Washington defenderá a capa y espada cada centímetro del territorio de las naciones que conforman dicha alianza, cosa que no ha hecho con Ucrania, país que tiene a Kiev –su capital– a cerca de 25 kilómetros de ser tomada por los rusos.
Sin embargo, afirmó que el presidente Vladimir Putin pagará un “precio alto” si se atreve a usar armas químicas o biológicas en contra del pueblo ucraniano, el cual está en máxima alerta por el posible plan ruso para atacar con este tipo de armamento.
El mensaje de Biden en su rueda de prensa fue conciso: sus tropas están pendientes a la arremetida rusa, aunque su deseo es evitar cualquier confrontación armada entre ese país y la OTAN porque, en caso de darse, se desencadenará en una Tercera Guerra Mundial.
Esta, no obstante, no se formará por la avanzada de los rusos a Ucrania, la cual completa 18 días y parece no cesar por dos razones. La primera es que las tropas de Putin están a pocos kilómetros de Kiev–, y la otra es que la Unión Europea anunció a través de su portavoz, Josep Borrell, que no dejará de dar armas a los ucranianos, las cuales ya son objetivo ruso.
Esas confrontaciones ya dejan del lado ucraniano, de acuerdo al presidente Volodímir Zelenski, 1.300 soldados muertos; y del lado ruso –según dicho mandatario– han perdido la vida 12.000 uniformados, situación que dice no alegrarle, pues hay familias que quedan sin un ser querido por cuenta de la guerra.
El arsenal nuclear
Ucrania enfrenta una guerra contra Rusia, un actor con tropas más robustas y un arsenal más tecnificado, además es una potencia con armas nucleares. El ruido sobre el eventual uso de ese arsenal en los combates ha sido una constante durante esta semana.
En el mundo se han identificado nueve países con armas nucleares, de acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri). Estos son Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
Entre todos suman 13.080 fuerzas nucleares. Esa cantidad se redujo de 2020 –cuando había 13.400–, pero el comportamiento de las ojivas en cada uno de estos fue dispar.
De los núcleos preparados para un disparo nuclear, solo 3.825 están desplegados. Estados Unidos y Rusia son los que tienen más arsenal con 1.800 y 1.625, respectivamente, mientras que China cuenta con 280 y Francia con 120.
Es por esto que Ucrania enfrenta una guerra contra una potencia nuclear, a la cual las Fuerzas Armadas de Volodimir Zelenski están –en teoría– combatiendo solas, pero con el respaldo económico y tecnológico de sus aliados.
Entre esos amigos de Kiev están el Pentágono, la Unión Europea y el Reino Unido, otros actores que se muestran como los más tecnificados en el tema nuclear. Por otro lado, China, aliado de Rusia y contendor de Estados Unidos, se mantiene al margen de las tensiones y, por ahora apela al diálogo para cesar los combates que ya han desplazado a 2,7 millones de personas.
La proliferación de ese armamento nuclear comenzó en el marco de la Segunda Guerra Mundial, cuando Albert Einstein desarrolló las bombas que fueron lanzadas contra Hiroshima y Nagasaki.
Desde entonces ese arsenal se ha ido tecnificando y la cantidad de actores que lo desarrollan también aumentó. Incluso, una de las preocupaciones globales sobre este tema es el papel que podría jugar Irán, que ha enriquecido uranio por encima de las normas internacionales, la base para desarrollar armas nucleares.
Con este panorama están por cumplirse tres semanas de la guerra, y las cuatro jornadas de diálogo entre Ucrania y Rusia han fracasado, por lo que todo indica que los planes de Putin no contemplaban combates tan extensos.
En medio del ruido de este conflicto internacional, Rusia afirmó que puso en alerta su arsenal nuclear, sembrando el temor de un disparo destructivo contra Ucrania. Empero, un disparo así podría desatar una Tercera Guerra Mundial en la que la participación de países con arsenal como Estados Unidos podría resultar en una destrucción mutua asegurada.
No obstante, lo nuclear no es el único capítulo de esta historia. Si bien los gobiernos no han enviado oficialmente a sus soldados, hay militares retirados extranjeros que se preparan para luchar en Europa.
Soldados ajenos
El ejército árabe sirio apoya la ofensiva rusa en Ucrania, a través de la División 25, una unidad conformada por voluntarios. Sin embargo, desde el país árabe el Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que hasta el momento ningún soldado sirio ha sido enviado a territorio ucraniano.
“Están en proceso de registrar los nombres de los que desean participar en la guerra de Rusia contra Ucrania (...), aunque hasta el momento no se ha mandado a ningún mercenario”, expresó la ONG.
Aunque esa División la conforman voluntarios, es un grupo élite suscrito al ejército sirio, el cual hasta 2019 operó como una fuerza aparte, leal al presidente Bashar al Assad, conocida como Fuerzas Tigre.
Este grupo de voluntarios ha sido apoyado por la Federación Rusa, principal aliado del gobierno sirio durante la guerra civil en este último país; además es la única división que ha manifestado su intención de combatir en Ucrania.
Algo distinto pasa con la Octava Brigada, otro contigente creado por Rusia durante la reorganización del ejército sirio, la cual afirmó que por ahora no enviará tropas. En esta guerra, los soldados sirios no son los únicos que se preparan para combatir. Y es que si bien los países occidentales no han enviado oficialmente a sus soldados para respaldar a las fuerzas de Zelenski, algunos militares retirados se ofrecieron a viajar a Kiev para afrontar la batalla.
Sobre esto, el gobierno ruso dijo que, en caso de interceptar soldados extrajeros en medio de los combates, a estas personas no se les reconocerá como prisioneros de guerra.
“Todos los mercenarios enviados por Occidente a ayudar al régimen nacionalista de Kiev no son combatientes según las leyes humanitarias internacionales. No tienen derecho al estatus de prisionero de guerra”, advirtió el portavoz Ígor Konashénkov.
No obstante, el historiador de la Pontificia Bolivariana, Cristián Cárdenas, detalló que el término “mercenarios habla de un soldado a sueldo. Lo que estamos viendo es una migración masiva de hombres de todo el mundo que están viajando para pelear a razón de una causa y no de un pago, no hay una contratación”.
Tras el despliegue de extranjeros y la sentencia de Biden, Ucrania y Rusia no dejan de enfilar tropas en una guerra que no ha podido cesar por la vía diplomática, y que, ante cualquier ataque a la OTAN podría detonar una Tercera Guerra Mundial.
1.300
soldados ucranianos han perdido la vida en la guerra, según el reporte oficial.