El vuelo en el que el papa Francisco regresaba de Cracovia, tras cuatro días de intensa jornada en Polonia, fue excusa para pedir que no se identifique al Islam con el terrorismo y para reconocer que, como en todas las religiones, existen fundamentalistas católicos.
Francisco ya había defendido con decisión este concepto en el vuelo hacia esa ciudad para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), donde manifestó que el mundo está en guerra, pero “no es una guerra entre religiones”.
No obstante, en su último encuentro con medios explicó que no le gusta hablar “de violencia islámica, ya que todos los días se leen en los periódicos violencias de todo tipo”, también cometidas por católicos.
“Sí, yo no hablo de violencia islámica o de violencia católica. Los islámicos no son violentos ni tampoco los católicos. Es como una macedonia, hay de todo”, comparó.
Francisco también destacó cómo en Europa se ha dejado solos a muchos jóvenes que han terminado en grupos fundamentalistas.
“¿Cuántos jóvenes hemos dejado los europeos vacíos de ideales, sin trabajo y que han caído en las drogas y el alcohol, y entonces van allí y se enrolan en grupos”, dijo.
Una jornada contra el terror
El terrorismo y la violencia estuvieron muy presente en este viaje del Papa a Polonia. Desde su discursos a los jóvenes para que no reaccionen “al odio con odio” y prefieran el diálogo, hasta la oración que pronunció en la iglesia de San Francisco de Cracovia para “convertir los corazones de los terroristas y se den cuenta del mal que hacen”, le dieron la vuelta al mundo con algo de esperanza.
No obstante, Francisco fue mucho más cauto a la hora de responder preguntas sobre la situación en Turquía tras el fallido golpe de Estado. Sobre el tema dijo que aún no se puede expresar hasta que no conozca bien lo que ha ocurrido, que “aún no está claro”.
Lo mismo ocurrió para el caso de Venezuela, país sobre el que solo confirmó la posibilidad de que el Vaticano pueda entrar en el grupo de expresidentes mediadores para sacar al país de la crisis.
La investigación por presuntos abusos a menores que pesan sobre el cardenal australiano George Pell, Francisco explicó que de todas las denuncias se está ocupando la Justicia y por tanto “no se puede juzgar antes de que la Justicia lo haga”. Recordó el sumo pontífice que “siempre hay que tener el principio de ‘in dubio pro reo’ (en caso de duda siempre se falla a favor del reo implicado en el presunto delito)”.