Con 14 votos a favor y cinco en contra, la comisión legislativa brasileña encargada de estudiar el informe sobre cómo el gobierno de Dilma Rousseff supuestamente maquilló su balance de cuentas del año 2014, lo aprobó y dio paso a la última fase del proceso: dos votaciones del pleno del Senado para determinar si la destituye.
A pesar de haber dado un concepto favorable, el presidente de esta comisión, Raimundo Lira (Pmdb), se abstuvo de votar acerca del informe que acusa a Rousseff de haber “atentado contra la Constitución”. Por su parte, el instructor del documento, Antonio Anastasia (Psdb), consideró a Dilma culpable de diversos delitos relacionados con la gestión de los presupuestos.
Restan dos votaciones, por tanto, para saber si la que fuera mandataria desde 2011 es destituida en definitiva del máximo cargo. La primera es una de respaldo del pleno del Senado a la aprobación del informe por parte de la comisión. La segunda, que debe ser convocada por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandoski, es para determinar si Rousseff es depuesta por su responsabilidad en el caso del balance fiscal.
En la primera votación, la oposición necesita una mayoría simple, esto es, 41 apoyos de los 81 posibles, para pasar a la última instancia.
Esa última sesión, que pudiera durar hasta cinco días, comenzaría el 29 de agosto, y para que Rousseff sea despojada de su mandato sería necesario el respaldo de una mayoría calificada de 54 votos.
Por ahora, sondeos realizados por medios brasileños indican que más de dos terceras partes del Senado votaría por la remoción de la líder socialista, lo que confirmaría en el cargo al presidente interino, Michel Temer, hasta 2018.