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De nuevo las armas químicas dejan su estela de muerte y odio por el mundo. Si ante lo ocurrido el pasado 13 de febrero en el aeropuerto de Kuala Lumpur, Malasia, todo era indignación y condena internacional contra el régimen norcoreano por el asesinato de Kim Jong-nam, frente a los 58 muertos de ayer en la localidad siria de Jan Sheijun, pareció imperar el silencio global ante las reiteradas denuncias sobre el punto inhumano al que puede llegar la dictadura de Bashar al Asad.
“Frente a la inacción de la comunidad internacional, el tema de los ataques químicos se volvió una constante”, dijo Víctor de Currea-Lugo, experto en Medio Oriente y docente de la Universidad Nacional.
El hecho de ayer se suma a los ataques químicos de Guta, Damasco —21 de agosto de 2013, la “línea roja” que Obama nunca protegió—; Kafr Zeta, Hama —denunciado el 10 de septiembre 2014—; Saraqeb, Alepo —2 de agosto de 2016—; y Qmenas, Idlib —21 de octubre de 2016—.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que hay 11 niños entre los 58 fallecidos, y que los bombardeos sobre la localidad ubicada en la provincia de Idlib dejaron decenas de heridos.
La Defensa Civil Siria, que presta servicios de rescate en áreas fuera del control de las fuerzas gubernamentales, cifró a 250 heridos, la mayoría niños y mujeres.
Ambas fuentes destacaron sin matices que los heridos presentaban síntomas de asfixia, vómitos, espasmos y algunos echaban espuma por la boca. De hecho, fotografías y videos publicados por activistas muestran imágenes impactantes de adultos y menores siendo atendidos en centros sanitarios y en la propia calle, donde los equipos de emergencia rociaban con agua a los afectados.
La oposición fue más allá y denunció que el régimen utilizó gas cloro y gas sarín contra los civiles, en voz del presidente del Consejo de Jan Sheijun, Osama al Siada. “Tres bombardeos fueron contra viviendas en el norte y el cuarto, contra el centro de la localidad”, indicó.
“Familias enteras se asfixiaron mientras dormían cuando se produjo el ataque —06:50 a.m. hora local—”, agregó.
De hecho, la Coalición Nacional Siria acudió a su aliado francés para escalar la denuncia. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy para analizar lo ocurrido a petición de Francia y Reino Unido.
¿Pero tendrá alguna vez la comunidad internacional respuestas ante los crímenes que se le achacan al régimen de Asad? Expertos consultados por EL COLOMBIANO coinciden: no habrá reacción contra el dictador desde el plano militar o el jurídico.
“Bashar al Asad ya se reconoce como un mal necesario y cada vez hay más consensos entre las grandes potencias en cuanto a que su permanencia en el poder permite contener al Estado Islámico. Con ese escenario, es difícil que lo que pida Francia prospere”, explicó Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista y docente de la Universidad del Rosario.
“Viendo que la prioridad de Donald Trump desde EE. UU. será la lucha contra el terrorismo, y que de esa forma legitimó hace pocos días a un dictador como el egipcio Abdelfatah al Sisi, es previsible que no haga nada contra Asad en Siria”, coincidió el politólogo Hasan Turk.
Todos los académicos coinciden. La comunidad internacional seguirá ignorando de facto estos crímenes mientras que todo siga puesto en la balanza de la “guerra contra el terror”. Esto es, mientras exista el EI, estos ataques “no existirán” para quienes toman las decisiones en el globo.