En Washington D. C. inspeccionan hasta a los propios cuerpos de seguridad federales de cara a la juramentación de Joe Biden como el presidente número 46 de la historia de Estados Unidos. El demócrata se juramentará este miércoles 20 de enero en un evento que se realizará en el ala este del Capitolio, a menos de quince minutos de la Casa Blanca, por lo que el país y, especialmente, la capital, intentan blindarse.
La zona está en estado de alerta desde el pasado 6 de enero, cuando se presentó el asalto al Legislativo por parte de seguidores extremistas del mandatario saliente Donald Trump. Y esa directriz de estado de alarma permanecerá, por lo menos, hasta finales de esta semana, porque los cuerpos de seguridad federales han detectado una serie de amenazas: posibles protestas armadas, viajeros con municiones y hasta consideran la probabilidad de que se presente un ataque perpetuado desde adentro, por parte de algún uniformado rebelde.
La situación es inédita. A Washington D. C. arribaron 25.000 efectivos del Ejército, una cifra mayor al número de soldados que están en Afganistán e Irak (5.000). El perímetro de la zona central de la ciudad, que concentra la Casa Blanca, el Capitolio y los edificios del Archivo Nacional, entre otras entidades del gobierno federal, está totalmente cerrado para personas externas. Hoy, y hasta que termine la Inauguración de Biden, ese sector solo podrá ser transitado por agentes federales, gubernamentales o personas asociadas al evento.
Christopher Wray, director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), dijo que sus agentes monitorean pistas de posibles "protestas armadas, amenazas potenciales que derivadas del asalto al Capitolio el 6 de enero u otros tipos de amenazas potenciales que conducen a los eventos inaugurales y en varios otros objetivos". Las diligencias para investigar esas posibles conductas comenzaron cuando el FBI detectó conversaciones en redes sociales sobre esos temas, un patrón similar al de los sucesos del asalto, que también fueron convocados por internet.
Y los hechos amplían la preocupación. El domingo fue detenido un hombre en Washington con 500 balas. Esta persona había viajado desde el estado Virginia hasta el distrito capital y al ser interceptado aseguró que estaba “perdido”. Sin embargo, la preocupación no solo está centrada en lo que pueda ocurrir en el Capitolio Federal, sino que el FBI vigila los capitolios estatales, los mitines programados en Washington y todas las protestas que grupos extremistas han convocado para esta semana.