Con los 13 puntos acordados en la madrugada de ayer en Minsk, Bielorrusia, se impulsa un momento positivo para un posible fin del conflicto armado en el este de Ucrania, tras 10 meses y un día de su inicio, el 12 de abril del año pasado.
Así lo consideró, en rueda de prensa al término de la cumbre, la canciller alemana, Ángela Merkel, quien desde hacía meses venía mediando para lograr una salida diplomática a la crisis: “Poroshenko hizo todo lo que pudo para lograr la posibilidad del fin al baño de sangre. Por otra parte, en los últimos días, Putin también puso presión a los separatistas para que acordaran un alto el fuego”.
El acuerdo, como informó EFE, incluye 13 puntos: (1) Cese el fuego; (2) creación de una zona de seguridad de 50 km en donde no habrá artillería de un calibre de 100 milímetros o más; (3) supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce) para verificar el cumplimiento de la tregua; (4) inicio de un diálogo para convocar elecciones locales en las zonas bajo control prorruso.
(5) Amnistía para los participantes en el conflicto en Donetsk y Lugansk; (6) liberación, por ambos bandos, de los rehenes y canje de prisioneros de guerra; (7) garantizar el suministro de ayuda humanitaria internacional a la zona; (8) restablecimiento de las relaciones económicas entre Ucrania y esas regiones, incluidos desembolsos estatales; (9) Kiev tendrá completo control de la frontera con Rusia en las regiones rebeldes (condicionada por el punto 11).
(10) Retirada de todas las fuerzas armadas extranjeras presentes en Ucrania; (11) una Reforma Constitucional para descentralizar el país y darle mayor autonomía a las regiones prorrusas; (12) la realización de las elecciones tras su convocatoria; y (13) la creación de un grupo de trabajo que integre a Kiev, los separatistas, Rusia y la Osce como mediadores.
E.U. está escéptico
Para Merkel, por último, el acuerdo ofrece un “destello de esperanza” después de numerosos pactos que fueron quebrantados por parte de bando y bando. “Por eso podemos decir que la iniciativa valió la pena”, recalcó a los medios tras el fin de la reunión.
No obstante, la canciller advirtió que “todavía hace falta muchísimo trabajo. Hay una posibilidad de que las cosas mejoren pero no me hago todavía ilusiones”. El matiz que dio Merkel a sus declaraciones fue una aseveración certera para otros sectores involucrados.
Así fue para E.U, país que dejó claro, mediante el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, que “está particularmente preocupado por la escalada de los combates hoy (jueves), lo que es incoherente con el espíritu del acuerdo”.
Y es que mientras la diplomacia celebraba en Minsk, desde Ucrania se informaba sobre choques en la localidad de Debáltsevo. Los prorrusos también recibieron, en plenas horas de negociación, un envío de 130 unidades de armamento pesado desde Rusia. Al menos once civiles murieron en los enfrentamientos de ayer.
Ante esto, el secretario de Estado de E.U, John Kerry, aseveró a los medios: “vamos a juzgar el compromiso de Rusia y los separatistas por sus acciones, no por sus palabras”. En caso contrario, la potencia continuará con las sanciones.
Avances y riesgos
¿Serán realmente implementados estos 13 puntos del acuerdo? Ya desde las ediciones del miércoles y del jueves, expertos aseguraban a EL COLOMBIANO que habría acuerdo, pero que esto no necesariamente significaría la paz para Ucrania.
En diálogo con este diario, Diego Cediel, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Sabana, explicó la ventaja que conlleva la firma del pacto y los riesgos que amenazan con que no se implemente.
“Con el acuerdo se traza una hoja de ruta sobre la cual se empezará a construir mecanismos para resolver el conflicto. Los dos más inmediatos y evidentes son, primero, el cese de hostilidades y, segundo, buscar un mecanismo para que los civiles prorrusos y ucranianos puedan resolver sus diferencias mediante voto. Desde ahí se puede intuir que hay herramientas para solucionar el asunto”, dijo.
“En todo caso, el proceso debe blindarse ante distintos riesgos: Cuestiones de soberanía para Ucrania en esas regiones y de intereses económicos rusos (por la zona pasa uno de sus principales gasoductos), tal como poco acompañamiento de la UE, podrían volver a minar los acuerdos”, advirtió.
Marcos Peckel, internacionalista y docente de la Universidad Externado, coincidió con Cediel y enfatizó en que el éxito de lo pactado depende de “qué tanto Putin vea sus intereses representados en los puntos firmados y en su posterior implementación. También, de las promesas de la parte Occidental respecto a reducir las sanciones”.