Cuando el camión cisterna se estacionó junto a la estación de gasolina de Petróleos de Venezuela, ubicada a metros de la frontera entre Colombia y Venezuela, los curiosos cercaron el lugar para grabar el momento con sus celulares.
La bomba queda en toda la autopista internacional a la que se llega por el Puente Internacional Simón Bolívar, por el que apenas están empezando a pasar camiones tras la reapertura, y llevaba siete años sin prestar sus servicios porque no tenía combustible. La escasez.
Durante ese lapso una antigua trabajadora de la estación visitó el lugar semana tras semana para hacer aseo, cerciorarse de que las máquinas aún encendieran y revisar que no se hubieran robado nada porque la zona está plegada de grupos armados.
En medio de la vigilancia de ese costado del Táchira en el que hay uniformados de la Guardia Nacional en cada esquina, la gasolinera se mantuvo intacta hasta soportar los siete años de cierre de los pasos internacionales y falta combustible en sus reservas. Con la normalización de frontera otra vez llegó un camión cisterna.
Un primer vehículo arribó el domingo 25 de septiembre y otro más abasteció la estación el martes siguiente, pero los pozos de la bomba estaban tan secos como las áridas tierras de la frontera en tiempos de verano, por lo que fueron insuficientes para poner en funcionamiento las máquinas.
Tres vecinos de la estación aseguraron que la sede pertenecía a un privado que la operaba bajo el nombre de Full Gas, hasta hace poco más de un mes cuando fue intervenida por el régimen de Nicolás Maduro para poner a funcionar esa infraestructura con el rótulo de Pdvsa, la petrolera estatal.