Detrás de la llegada de RBD a Medellín está Diomar García Montagut, un empresario cucuteño que ha montado los espectáculos más taquilleros de los últimos años en la ciudad: los conciertos de J Balvin, Maluma, Daddy Yankee y Karol G. Quienes lo conocen dicen que su trabajo es implecable y que nunca asume retos que no pueda cumplir, otros aseguran que es muy cercano al alcalde Daniel Quintero.
García habló con EL COLOMBIANO sin tapujos sobre su historia de vida, la organización del concierto de la agrupación mexicana que ha revolucionado a la ciudad y algunas de las polémicas que ha tenido durante su trayectoria que ya cumple 28 años.
¿Hace cuánto comenzó en el mundo de los conciertos?
“Pues eso fue como en 1995 que empecé con eso, porque los conciertos que tenía en una discoteca con un socio ya se me llenaban. Los primeros artistas que yo tuve con nombre fueron Los Cuentos de la Cripta, La Factoría y yo veía que que ese era un buen negocio, o sea, el hacer concierto al hacer eventos era un buen negocio. Lo empecé a crecer”
¿Cómo logró que RBD llegara a Medellín, porque inicialmente se había anunciado giras en Estados Unidos, México y Brasil?
“En un concierto en el estadio, un DJ que nosotros presentamos que se llama Eagle DJ, pone la música de Rebelde y se la canta todo el estadio. Eso queda grabado y eso se va a las redes y se empieza ahí un ruido. A partir de eso, más de 700.000 se inscribieron a la página de RBD y a raíz de eso y, lógico, de la buena relación de Karol G, que pone un Twitter y dice que no pueden dejar a Medellín por fuera. Se nos presenta la oportunidad de que ya esto se haga una realidad”.
¿Y por qué se hicieron cuatro conciertos en Medellín, algo que en ninguna ciudad ocurrió?
“Eso tiene varios motivos por lo que esto pasó. Para vender el segundo concierto tienes que haber vendido el primero y para vender el tercero tienes que haber vendido el segundo. Y para vender el el cuarto tendrías que haber vendido el tercero, pero tienes que mirar unas estadísticas de cuántas personas hay en línea, cuántas hay queriendo comprar. Y por eso se da”.
¿Hay posibilidad de que se haga un quinto concierto?
No, eso sí no.
¿Por qué las boletas de RBD son tan costosas?
“Yo no era partidario del precio. Yo hice un presupuesto con unos precios más económicos, pero el manager nos hizo saber que quería una garantía más alta, de un millón de dólares de garantía. Cuando te ponen eso y ves una burbuja publicitaria tan grande, uno dice, bueno, tomemos el riesgo y aceptamos la garantía y le subimos los precios a las boletas y la gente”.
¿Lo rápido que se agotaron las boletas para los conciertos no tiene que ver con problemas de seguridad del portal que las estaba vendiendo? ¿Son cifras infladas?
“Cuando salimos a la primera venta de la primera fecha, le pedimos a la página que tenga sus servidores abiertos a la máxima potencia. Nunca pensaron que se fueran a conectar durante ese día más de 700.000 personas a querer comprar 40.000 boletas. Era demasiada la gente que se conectó, además de que ellos no tuvieron la capacidad de sus servidores abiertas al 100%. Además, cuando tú tienes esa acogida de gente, hay un fenómeno que tú quieres ir al concierto con nueve personas más a comprar un palco. Entonces hay un error porque los 9 se meten y colapsan todo”.
¿Ustedes les regalan boletas a la Alcaldía de Medellín?
“Nosotros sí le damos unas invitaciones porque tenemos un protocolo. En todos los eventos invitamos a la Secretaría de Cultura porque es parte del negocio. Al Inder, que es quien nos presta en realidad al escenario. Invitamos a la Secretaría de Gobierno, que nos dan los permisos, invitamos a la Policía Nacional porque nos presta un servicio”.
¿Y cuántas boletas les regalan?
“Entre todos esos entes, por ahí entre 50 y 80 boletas es lo que ellos tienen. A la Alcaldía se les da palco porque tú tienes que tener como la deferencia de que no lo puedes sentar en la última fila. Entonces uno los acomoda de la mejor manera, pero no es un compromiso de que ‘me tiene que dar 5000 boletas’. No, nunca”.
¿Usted tiene alguna relación directa con el alcalde Quintero?
“Yo no soy político. Yo los analizo las cosas que hacen y hay unas cosas que él ha hecho que me gustan y otras que no. Y sí, soy amigo de él, pero no, no de negocio porque no tengo negocios. Soy amigo por los conciertos”.
¿Tiene alguna cercanía con esta administración de Medellín?
“Algunos me quieren hacer ver como un aliado político, como si yo estuviera involucrándome en política y yo soy ese empresario de la música y de otros negocios. Yo hice conciertos toda la alcaldía de Federico (Gutiérrez) y yo no era amigo de Federico. Yo me hice amigo de él porque yo le mostré un día él y mire, yo hago esto y lo hago bien. A partir de eso, ellos me abrieron las puertas sin cobrarme. Además, yo soy amigo de todos los políticos, yo soy amigo de mucha gente en el país”.
¿Ha hecho contratos con la Alcaldía de Medellín?
“Nosotros contratos con la alcaldía, no tenemos. Son con unos entes que trabajan con la Alcaldía como Plaza Mayor y Metroparques, donde nos presentamos a las licitaciones. Hay un proyecto, nosotros nos presentamos y unos nos los dan, nos los ganamos nosotros y otros se los gana otra gente. O sea, Plaza Mayor tiene 20 proveedores pero eso lo maneja administrativamente lo maneja Óscar, mi socio, y él es el que se ha enterado de eso. A mí no me gusta contratar con el Estado para que seamos claros sí, o sea, yo no tengo contratación directa, Diomar García no contrata con el Gobierno”.
¿Qué ocurrió con la tarima del concierto de Daddy Yankee, que usted organizó, y que fue utlizada un día después por la Alcaldía de Medellín para uno de sus eventos?
“Nosotros hacemos los conciertos. A mí me llega una empresa que se llama Punto Aparte y me dice que la Alcaldía quiere hacer un evento. Yo no le regalo nada a nadie y menos a una alcaldía, entonces yo le digo que yo le rento, pero a un precios más económicos, pero yo le facturé a esa empresa, si no estoy mal como $670 millones. Eso me pagaron, pero todavía me deben de más de la mitad”.
El lanzamiento de los conciertos de RBD coincidieron con las imputaciones a la Secretaria de Educación. ¿Fue casual esta situación?
“Yo supe el día ya que un periodista me preguntó sobre eso y yo dije que ni sé qué está imputada, ni sé quién van a meter preso, ni sé nada. Como le digo yo soy apolítico”.
Cuando la Procuraduría suspende al alcalde Daniel Quintero, montan en la plazoleta de La Alpujarra unas tarimas, unas luces, un sonido. En La Alpujarra se dijo que usted había dado ese entable. ¿Eso es cierto?
“No, nada tuve que ver”.
¿Cuál son sus vínculos con Luis Enrique Pérez, alias “El Pulpo”, un señalado narcotraficante de Cúcuta, asesinado en el 2012?
“Yo a él lo conocí por los almacenes, yo tenía almacenes de ropa y yo le fiaba a mucha gente. Por esa razón llegué a ser amigo de él y hacer buenos amigos. Sí era un comerciante reconocido de la ciudad. En muchas veces lo imputaron, lo investigaron por delitos, nunca lo condenaron. Y yo nunca no tuve ningún negocio de esta índole ni de ninguna índole con él”.
¿Y la polémica en la cual lo involucran con el lavado de activos a través de un concierto de Vicente Fernández en el 2012?
“Eso lo hicieron unos empresarios de Bogotá con Total Entertainment. A ellos también los investigaron y estarían presos. No pasó nada. Además, yo nunca he tenido investigaciones formales, a mí no me ha llamado una Fiscalía a que rinda una indagatoria o que rinda un informe, no sé cómo se llama eso. En algún momento fui a una Fiscalía porque me querían extorsionar”