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Árboles que comienzan a trepar por la montaña o que mueren sin poder adaptarse y otros que florecen con más vigor; aves que conquistan nuevas zonas y migran cada vez más temprano; pastos hacia las cimas de las montañas: la temperatura acosa muchas especies.
Son pocas las evidencias científicas recolectadas en el país de que eso suceda pero sí hay muchas surgidas de la observación.
Un estudio del investigador de la Universidad Nacional, Álvaro Duque, aparecido hace solo un mes en PNAS, es tal vez de los primeros en mostrar cómo, en 16 parcelas en distintos sectores de Antioquia, los árboles tienden a subir a zonas más altas pero también a morir en las partes más bajas debido al aumento en la temperatura.
Germán Andrade Pérez, subdirector científico del Instituto Humboldt, cree que el efecto se da “en especies que tienen respuesta rápida porque apenas estarían sucediendo estas tensiones climáticas, que podrían haber comenzado hace unos 20 años”. Y cita un caso: en la parte muy alta del superpáramo, “donde ya no hay plantas y estamos entrando en la zona hacia las nieves, hay evidencias sugestivas de pastos o especies de rápido crecimiento del páramo que se empiezan a ver en la parte alta de la montaña”.
Hay más, Juan Luis Parra Vergara, del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, sostiene que hay evidencias de que las aves están migrando más temprano.
En el Valle de Aburrá se ven ahora aves que antes estaban hacia el valle del río Porce, pero no puede ser atribuido solo al calentamiento global. Eso es lo que expresa Andrade: algunos grupos como mariposas o aves, han mostrado algunos investigadores, empiezan a ser comunes o más frecuentes en tierras altas, especies comúnmente encontradas en climas más bajos, pero “esas extensiones de distribución no pueden ser atribuidas al clima porque existen otros factores, sobre todo cuando son especies de alta distribución en el país”.
En la Sabana de Bogotá se ven aves acuáticas que no se registraban antes: los cormoranes, algunos tipos de garza e inclusive martín pescador, de tierras bajas, pero asignar eso al cambio de clima es muy difícil porque algunas de estas especies están en proceso de invasión en todas las zonas abiertas, como los alcaravanes.
Esteban Álvarez Dávila, científico del Jardín Botánico de Medellín en cambio climático, reconoce que “no conozco un estudio concreto, pero por observaciones personales el alcaraván (Burhinus bistriatus) y el ibis de cara roja (Phimosus infuscatus), aves reportadas como de tierra caliente, ahora son comunes en Medellín. Un compañero ornitólogo bogotano (Sebastián González) me dice que el azulejo común (Thraupis episcopus) ahora es muy común en Bogotá, cuando antes era raro”.
El investigador tiene otras observaciones: en Medellín las floraciones de guayacán amarillo (Tabebuia chrysantha) y el cámbulo (Erythrina poeppigiana) son más espectaculares que antes. “En su entorno natural están adaptadas a veranos o épocas secas muy calientes y largas. Por reporte del Siata, con datos concretos, en Medellín la tendencia es que los veranos se están haciendo más secos y largos, y los inviernos más húmedos y cortos (cada vez hay más lluvias torrenciales). Eso puede estar explicando esas floraciones impresionantes, que antes no veíamos acá”.
Y habrá especies que sucumbirán al cambio climático. Andrade menciona las que viven en rangos climáticos muy restringidos como las de alta montaña. “Cuando usted tiene una especie de frailejón en un páramo que depende de suelo muy profundo y este demora 1.000 años en formarse, en 20, 30 o 50 años no va a tener tiempo de formarse en zona más alta. No es que el páramo se vaya a desplazar hacia arriba, las condiciones del páramo se pueden desplazar pero no todas las especies del páramo”.
Por el efecto isla térmica las ciudades se calientan más debido al cemento, la falta de permeabilidad de los suelos y por la conformación física de la ciudad y se observan también cambios. Así, en Bogotá se están cultivando plantas de tierra templada.
Es el efecto de la isla térmica como del cambio climático. Es difícil separar. “Uno podría pensar que las especies que son de la región podrían afectarse y sea en estos ambientes donde vamos a observar más rápido los cambios”.