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“Para hablar de paz y convivencia no necesito cargo”

Lo afirma Carlos Raúl Yepes, presidente saliente de Bancolombia, quien habló sobre su futuro y los acuerdos que urge en el país y no pasan por La Habana.

  • Carlos Raúl Yepes Jiménez dejará la presidencia de Bancolombia el 30 de abril. FOTO Edwin bustamante
    Carlos Raúl Yepes Jiménez dejará la presidencia de Bancolombia el 30 de abril. FOTO Edwin bustamante
09 de marzo de 2016
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Volver a lo simple: ir a cine de cuatro de la tarde con Gloria, su señora; ver con Santiago, su hijo, los partidos de su Atlético Nacional; llevar a María Luisa, su hija, al trabajo; comerse un pastel de guayaba a las diez de la mañana; estudiar piano, dictar clases, cursar un diplomado en historia o filosofía... y así. Disfrutar una aromática, el manjar que aprendió a reconocer, luego de 10 días de operado y de alimentación intravenosa.

Esas acciones cotidianas ahora son parte de los planes de Carlos Raúl Yepes Jiménez, una vez deje, a sus 51 años, de ser el presidente del Grupo Bancolombia, la entidad financiera más grande del país, el próximo 30 de abril.

Entre tanto, tiene claro que no necesita de ese cargo ni de la designación del presidente Juan Manuel Santos como miembro de la Comisión Asesora de Paz para continuar con su empeño de ser puente de reconciliación, según la oración famosa de San Francisco de Asís: “Oh, Señor, hazme un instrumento de tu paz...”.

Además Yepes es un convencido de que la paz que necesita el país va más allá de un proceso de negociación con las Farc en La Habana: “el reto es superior, es entrar a revisar el modelo de convivencia en Colombia (...) el país debe buscar acuerdos frente a otros temas”, comenta Yepes, quien nunca se consideró el presidente de Bancolombia, “solo un soldado más”.

Entre tanto, hoy se conocerán los resultados financieros “históricos” a 2015 de la entidad con 141 años de creada. Mañana Yepes se colgará otra “medallita para el corazón” en nombre de Bancolombia, al recibir el premio Merco a la Responsabilidad Social y Gobierno Corporativo.

Y desde el primero de abril, su sucesor, Juan Carlos Mora Uribe, dará continuidad a una destacada gestión, estará al frente de un plan de inversiones para este año de 650 mil millones de pesos y se asegurará de que la llamada banca más humana siga fiel a la visión 2020 de la entidad financiera, con 53 mil empleados y presente en 10 países.

Por ahora, tiene claro el compromiso de recuperar su salud, pues “estos cargos son como un cajero automático, a toda hora disponible”, comenta entre risas, al inicio de su diálogo con EL COLOMBIANO:

¿Cuál fue el detonante de la decisión?

“Mi primera carta de renuncia la escribí desde 2013 y me dije que iba estar en el banco hasta máximo el primero de febrero de 2019. Pero luego vinieron los temas de debilidad física, me dio la peritonitis y el año pasado estuve tres veces en la clínica. Fue cuando mi hija me escribió esa carta diciéndome que quería verme cuando ella se fuera a graduar, a casar, que cargara sus hijos, y que para eso me tenía que cuidar, y eso no estaba pasando”.

¿Era el momento oportuno?

“Creo que sí, el banco está bien, tuvo resultados históricos el año pasado, un reporte de felicidad dice que es de 98,9 %, otros estudios dicen que es donde más quiere trabajar los jóvenes del país. No podía ser mejor momento, así haya sido sorpresivo”.

¿Quién sabía su decisión?

“Hace como un mes les dije a los doctores (José Alberto) Vélez y (David) Bojanini, si me dejaban volar, que no quería enfermarme más y se activó el plan de sucesión. El domingo en la noche le comenté a mi familia y el lunes a los vicepresidentes y a la junta directiva”.

¿Cuál es su visión de lo que debe hacer el empresariado colombiano frente a la reconciliación?

“Ni como empresarios, ni como ciudadanos debemos esperar a que nos bajen una bandera en La Habana para hablar de paz y posconflicto. Creo que desde ya debemos diseñar unas agendas por la recuperación moral, social y económica del país. Hay que fijar acuerdos frente a muchos temas, como reformas tributaria, pensional, a la salud, a la justicia”.

¿Qué es lo que más le preocupa del país?

“La falta de institucionalidad y la corrupción, dos enfermedades terminales que si no les buscamos cura a tiempo, terminarán deteriorando más a la sociedad colombiana y no se respetará nada ni a nadie. Por eso hay que empezar por revisar las mínimas normas de convivencia y comenzarlas a cumplir. Creo que hemos perdido el norte en cosas básicas que no necesitan de leyes, sino de mucha cultura ciudadana, y en eso hemos retrocedido ante una cultura traqueta, del dinero fácil, bastante y rápido”.

¿Y cómo recuperar esa ética ciudadana?

“Hay que volver a lo simple, a concebirnos como sociedad, y en eso es útil el primer artículo de la Constitución alemana: ‘la dignidad del ser humano es inviolable’. Si se respeta al otro, se respeta la vida, no matás, se respeta lo ajeno, no robás, se respeta la honra, no hablás mal del otro... hay que volver a ponernos de acuerdo para que haya una transformación”.

¿Cómo hacer que su filosofía de la banca más humana trascienda a Bancolombia?

Eso va calando, necesitamos relaciones de largo plazo basadas en el respeto y la confianza. Bancolombia tiene el estándar de banca más humana, ya hay un leguaje, una ética que lo respalda. En Bancolombia les decía a los directivos: ‘aquí se puede perder plata, caerse los sistemas, pero no admito que un jefe trate mal a una persona’. También hubo momentos difíciles donde tuve que decir: ‘ustedes a mí como que no me conocen, todavía creen que aquí se vino a ganar plata. Aquí a lo que vinimos fue a generar valor y donde Bancolombia no sea el único que gane’. Es que un buen negocio debe ser para muchos”.

¿A qué se refiere?

“En Bancolombia se buscó un equilibrio, podíamos tener muy buenos resultados económicos, pero a costa de qué. Por eso se comenzó a tener un mismo diccionario con palabras como calidez, cercanía, respeto, inclusión, coherencia, integridad y otras, sabiendo lo que significan. Con eso claro se aplicó la cobranza digna, la venta responsable. Por eso hoy en Bancolombia dicen ‘quiero ser así’, ‘voy a mantener este mandato’. Al final, lo que hicimos fue valorarnos, eso queda sembrado: la banca mas humana no es de Carlos Raúl, es de todos”.

¿Qué será lo primero que haga cuando deje de ser presidente de Bancolombia?

“Hacer como Ignacio de Loyola: pararme a pensar y a hablar conmigo mismo. Es que el monólogo es el más lindo de los diálogos: uno mismo se sabe preguntar y se sabe responder. Las decisiones que he tomado hacen parte de esa forma de pensar y actuar. No me acuesto sin hacer el Examen General (de conciencia), pensar qué hice bien y qué hice mal. Sigue una vida para cumplir sueños aplazados, disfrutar la familia, los amigos, volver a lo simple”.

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