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El año 2021 dejó un incremento considerable en casi todas las proteínas de origen animal, siendo la del pescado la que menos subió entre ellas, pues según el Dane, la variación anual fue de 8,6%; muy baja si se le compara con la de res (33,03%), por ejemplo.
Pero esa dinámica en los precios al consumidor no tuvo un mayor impacto en la demanda piscícola de Colombia.
De acuerdo con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), el consumo per cápita en el país culminó el año pasado en 8,8 kilos, cuando el promedio mundial es de 20 kilos. Y tampoco se acerca al consumo de la carne vacuna que, según la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), está en 18 kilogramos.
Aun más lejos está del consumo de pollo, cuya demanda —según la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi)— terminó 2021 en 34,2 kilos.
No obstante, si bien el consumo actual parece bajo, según la Aunap, se debe entender que hace tres décadas este oscilaba entre 1,7 y 3,7 kilogramos per cápita por año.
Y tras un trabajo progresivo para organizar a los productores y promocionar la ingesta, los datos consolidados de la entidad indican que “el sector produce aproximadamente 179.351 toneladas de carne de pescado y camarón”, lo que se traduce en un aumento del 117% frente a los niveles de hace una década.
Por otra parte, reconocen que el precio puede ser un factor determinante al momento de decidir cuáles son las proteínas que van a la canasta, pero “desde la entidad se ha venido trabajando en los últimos años en el posicionamiento de las bondades y beneficios que generan el consumo de pescado”. Esos beneficios reseñados son, en esencia, nutricionales, tal como lo ha resaltado la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Pese al bajo consumo que todavía se evidencia en Colombia, el renglón piscícola ya participa con el 0,3% de la riqueza generada en el país, una porción equivalente a unos $3 billones.
Además, la Aunap destacó que este sector genera 53.805 empleos directos y 161.416 indirectos; dando muestras de su importancia dentro la economía doméstica, aunque la oferta importada también tiene relevancia.
“Para el año 2021 (a 31 de octubre) las importaciones ascendieron a 93.009 toneladas (...) con esta información se puede establecer que la participación de los peces importados en el consumo general del país es significativa”, añadió esta dependencia.
En ello coincide Santiago Sierra, administrador de Amazonas, una distribuidora mayorista de pescados y mariscos ubicada en Medellín, quien anotó que el 75% de las existencias provienen de otros países. Según detalló, el pez basa, traído desde Vietnam, se ha ido convirtiendo de a poco en el más apetecido por el público.
Desde su óptica, aunque su precio sea mayor, “siempre habrán compradores. Un ejemplo es la cola de langosta, era un producto que se conseguía a inicios de 2021 en $90.000 el kilo, hoy está a $240.000 y hay gente que en una sola visita se lleva hasta tres kilogramos”.
En su caso, al cierre de 2021, vendió 3.000 toneladas de pescado y observó un crecimiento casi del 6% con respecto a 2020. Por lo que espera que la buena dinámica se mantenga en 2022
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