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Colombia, lejos de ser un país de ingresos altos

Un crecimiento económico por debajo del 4 % sería la razón más importante para que el objetivo se aleje.

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12 de febrero de 2019
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Colombia es un país de ingresos medios pues, según datos del Banco Mundial, durante 2017 (datos comparativos más recientes) el ingreso per cápita se situó en cerca de 6.300 dólares. El presidente Iván Duque, el pasado 12 de noviembre dijo, al igual que su antecesor Juan Manuel Santos, que el reto era hacer de Colombia una nación de altos ingresos.

Esto, palabras más, palabras menos, quiere decir que la distribución del PIB nacional, con relación a los habitantes, tendría que aumentar más del doble para pasar a ser de 15 mil dólares; es decir, casi 48 millones de pesos. Sin embargo, queda en el aire la pregunta de qué tan bien distribuido estaría ese dinero conforme a las necesidades del país y la idea de cerrar cada vez más las brechas de desigualdad.

Desigualdad que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) es la más alta de Suramérica. De acuerdo con el organismo multilateral, en el país se necesitarían 11 generaciones para salir de la pobreza, mientras que en Brasil, 9; Chile y Argentina, 6.

La idea, según lo comentó el presidente Iván Duque, es que con la serie de cambios que llegaron con la Ley de Financiamiento, se estimularía, entre otras cosas, la generación de empresa y la llegada de capital extranjero. “Las próximas reformas que vamos a implementar en Colombia se enfocan en la idea de tener que reducir algunos de los tributos agregados para que haya mayor inversión y esto se traduzca en mayor empleo”, dijo en su momento Duque.

Sin embargo, el reto supone un plan económico que ayude a mitigar los niveles de informalidad laboral, los cuales son superiores al 50 %. El plan, según Duque, se dará bajo la premisa de que el crecimiento económico del país, durante las próximas dos décadas, tenga un ritmo superior al 4 %.

“Meta muy ambiciosa y bien difícil de conseguir. Las decisiones de política económica que se han anunciado últimamente no parecieran ser las mejores para llegar a que Colombia vuelva a ritmos de esa magnitud. Las condiciones macroeconómicas tampoco parecen ser las más favorables para que el país pueda tener un crecimiento sostenido de esos índices”, aseguró José Roberto Acosta, miembro de La Red por la Justicia Tributaria y profesor experto en economía del Cesa.

Acosta se refiere a que si bien los precios del barril de petróleo de hace unos meses, que rozaron los 90 dólares, supusieron una buena noticia para las cuentas del país. Sin embargo, la estrepitosa caída hasta los 67 dólares vuelve a generar un panorama confuso sobre bajo qué precios debería hacer cuentas la nación (ver Paréntesis).

¿Cómo se mide?

Además de esas situaciones macroeconómicas que terminan por afectar la cotidianidad del bolsillo de los ciudadanos, hay otra serie de debates que deberían superarse primero para poder tener una mejor proximidad sobre lo que ocurra con cuán cercano a la realidad es que Colombia pueda ser considerada como una nación de ingresos altos.

Uno de esos debates revivió hace un par de días cuando el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), aseguró que en Colombia la clase media empieza a concebirse cuando una persona gana, al día, entre 15 mil y 75 mil pesos. “En el ejercicio que estamos presentando el día de hoy, estamos utilizando la tasa de cambio de mercado [...] entonces uno puede decir que una persona de clase media se está ganando entre 450.000 pesos y 2,25 millones”, dijo Juan Daniel Oviedo, director del Dane, en entrevista con Noticias Caracol.

La afirmación es polémica porque supone un ingreso que está por debajo de lo que representa un salario mínimo, pero para entender el planteamiento habría que revisar conceptos como el de “pobreza multidimensional”, que de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) debe tenerse en cuenta aspectos como suplir necesidades básicas relacionadas con educación, salud, vivienda, trabajo, seguridad social (ver Radiografía).

Así lo entiende el Departamento Nacional de Planeación. Sin embargo, para esa entidad, la clase media en Colombia, medida por hogares, empezaría desde el momento en que, por cada miembro de la familia, se empieza a tener un ingreso mayor a 250 mil. Debajo de ese nivel de ingresos es lo que en Colombia se considera como “ciudadanos pertenecientes a la línea de pobreza”, que según el DNP, en el país, corresponden a 13 millones de personas.

Para Mario Valencia, director de Cedetrabajo, esa estandarización que hacen tanto Dane como DNP falta a la realidad. “Es absolutamente arbitrario, y demuestra un desconocimiento profundo de lo que es la realidad del país”.

El experto sustenta su crítica en que el crecimiento del PIB per cápita llegará a estar cercano al 0,8 % , por lo cual “no hay un plan que se ajuste a esa ambición gubernamental”. Además, de que, según Valencia, el Plan Nacional de Desarrollo contempla a la minería como una de las principales actividades económicas sobre las cuales se sustente la riqueza del país.

“Termina siendo un viaje al pasado, entendiendo que se necesitan de cambios urgentes en materia de diversificación económica”.

Aún así para entidades multilaterales como el Banco Mundial será fundamental lo que se haga, dentro de los planes de desarrollo, para eliminar la brecha de desigualdad pero sustentándose en una reactivación de los índices laborales y la estimulación de trabajos más formales.

En un documento alojado en su portal en internet, Kristalina Georgieva, directora general del Banco Mundial, aseguró que: “A comienzos de 2018, la economía mundial avanzaba a toda marcha, pero perdió velocidad y el viaje podría volverse aún más accidentado este año”

Sumado a esto, Georgieva prevé que la capacidad que tengan las economías de los países en vía de desarrollo de hacer que sus economías sufran lo menos posible ante posibles cambios o volatilidades del mercado, será clave para llegar al objetivo. “A medida que aumenten las dificultades económicas y financieras para los países emergentes y en desarrollo, los avances mundiales en la reducción de la pobreza extrema podrían verse amenazados. Para mantener el impulso, los países deben invertir en las personas, promover el crecimiento y construir sociedades resilientes”.

Cambio en el estilo de vida

En todo caso, para tener una idea mucho más cercana de lo que supondría que la meta de Duque empiece a darse de cara a los próximos 20 años, generaría que los colombianos tuvieran un estilo de vida como el que ahora tienen países como Chile, donde el ingreso per cápita es de 15.300 dólares, o Argentina, donde es de 14.401 dólares. Sería incluso superior al de México, país en el que la cifra es de 8.900 dólares; pero todavía muy lejos de los números que tienen potencias como Estados Unidos (59.531 dólares) o Canadá (45.032 dólares).

Para hacerse a una idea más clara, los colombianos tendrían un nivel de vida en el que una hamburguesa Big Mac, de la cadena de comidas rápidas MacDonald’s, costaría cerca de 12.600 pesos; es decir, no cambiaría sustancialmente con respecto a los cerca de 11 mil pesos a los que se compra hoy, esto según el índice Big Mac, elaborado por la revista The Economist.

Para ponerlo en contexto: en caso de que Colombia se convierta en un país con ingresos altos puede que algunos bienes y servicios se encarezcan “en la medida en que el poder adquisitivo de las personas crece. Al final la relación entre precios e ingresos de los ciudadanos se compensa. No quiere decir que haya un crecimiento desmedido de esos valores”, añadió Martín Jaramillo, economista del Spring Hill College.

Para Jaramillo este tipo de objetivos se dan en la medida en que existan políticas económicas sólidas que garanticen un crecimiento estable y perdurable de la economía. “Para alcanzarse el objetivo un país debería crecer al 4 % o más, por los pronósticos que hacen sobre Colombia esa es una meta que parece aún muy lejana”.

Tanto Jaramillo como Valencia sí rescatan que en términos de recaudo podría ser beneficioso para las arcas del país. En la medida en que existe la oportunidad de que los ciudadanos destinen más dinero al pago de impuestos.

Este último termina siendo un objetivo común y busca seguir al pie de la letra lo que recomiendan las calificadoras más importantes en términos de que tanto el gasto como el recaudo fiscal de las naciones debe controlarse (por el lado del gasto) y aumentarse (por el lado del recaudo), con la idea de tener mercados que generen la suficiente confianza para la atracción de inversión extranjera.

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