El ministro de Minas y Energía, Tomás González Estrada, salió al paso de los congresistas que señalan de “mico” y golazo” el artículo 69 de la reforma tributaria (Ley 1739), sancionada el 23 de diciembre pasado.
Tal artículo creó la contribución parafiscal “Diferencial de Participación”, dirigida a financiar el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles, y que hoy acumula un déficit de más de 4 billones de pesos, como mecanismo para atenuar las alzas o caídas en las tarifas sugeridas para la venta del galón de gasolina corriente o de Acpm (diesel).
En un contexto de precios internacionales del petróleo a niveles de 50 dólares, el efecto de la nueva contribución es que al correr la fórmula para determinar las tarifas públicas de venta no descenderán tan rápido como lo ha hecho la cotización del barril de crudo en los últimos meses.
En todo caso, si la gasolina está hoy a niveles de diciembre de 2013, y el Acpm, a los de octubre de ese mismo año, mientras que los precios del crudo volvieron a lo que estaban a finales de 2008.
“Lo único que hizo la reforma tributaria fue abrir la posibilidad de que cuando hay ahorros (bajen los precios del petróleo), se pueda pagar ese ‘hueco’ (...) y no tener que destinar recursos de inversión social a financiar precios de combustibles”, expresó el funcionario.
Añadió que así se cumple el fallo de la Corte Constitucional, que tumbó en 2013 tal aporte que se impuso por decreto, pero por su naturaleza de aporte parafiscal requería ser aprobado por ley.
Desde Fendipetróleo, gremio de las estaciones de servicio, no consideran nociva ni positiva la nueva contribución, pero sí hay preocupación de que las disminuciones no serán a nivel de lo que plantearía la fórmula vigente para calcular los precios de los combustibles.
“Las cifras arrojan que mientras los precios internacionales han bajado en varias decenas de dólares, el precio interno de combustibles ha caído en pocos pesos”, puntualizó a este diario Rafael Barrera Gallón, presidente de Fendipetróleo.