En el trayecto de las verduras, hortalizas, frutas, café, cacao u otros productos del campo, desde que salen de las fincas productoras hasta que llegan a los consumidores, se añade una cadena de costos derivados del empaquetado, el transporte, la compra por parte de intermediarios y la distribución a cada punto de venta.
Este proceso ha hecho que los dos principales eslabones de la cadena, productores y consumidores, sean los más afectados, pues el sistema de intermediarios que impera en el campo colombiano hace que los productos no se les pague a precios justos al campesino y que se eleven los costos para el comprador final.
En los últimos años, como alternativas para solucionar la falta de competitividad y productividad en el campo, han surgido estrategias como Agricultura por Contrato, un programa del Ministerio de Agricultura, o el Sistema de Abastecimiento Agroalimentario de Antioquia (SABA), un convenio de cooperación internacional suscrito el año pasado entre la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Gobernación de Antioquia. El objetivo en común es explotar una segunda vía en la comercialización en el campo colombiano: la de acortar la cadena entre agricultor y consumidor.
El sistema de intermediarios
Todos los lunes y jueves en la mañana Norberto Patiño cosecha la mora, variedad San Antonio, que produce en su finca ubicada en la vereda Buenos Aires, parte alta, del municipio de San Jerónimo. Los martes y viernes, Patiño empaca la producción en bolsas y canastillas para luego ser transportadas y entregadas, alrededor de las 3:30 de la mañana, a los diferentes puntos de venta con los que tiene alianzas en Medellín.
Este proceso también es realizado por otros campesinos del departamento que han podido vender sus productos a grandes compradores sin tener que acudir a otros intermediarios; sin embargo, muchos de ellos todavía deben desplazarse hasta las plazas de mercado a tratar de negociar sus cosechas, por las cuales, en la mayoría de los casos, no obtienen un precio justo.
“Uno llega a una plaza minorista o mayorista y tiene que empezar a discutir el precio del producto, porque hay una gran cantidad de intermediarios ahí. En la agricultura por contrato yo no tengo que hacer eso, simplemente cojo mi producto, lo empaco, lo envío al punto de venta y espero el pago. Es algo cómodo para nosotros los campesinos y muy merecido porque es muy desgastante tener que enfrentar plagas, enfermedades, cambios climáticos, aparte de que el trabajo del campo es muy duro, para sacar una cosecha y tener que ir a una plaza de mercado donde escasas veces nos pagan bien por los productos”, expresó Patiño.
Según Álvaro Rivas Guzmán, profesor del departamento de Desarrollo Rural y Agroalimentario de la Universidad Nacional, la intermediación, al ser parte de la cadena logística de la comercialización, en ciertos aspectos, es necesaria; sin embargo, para Guzmán este sistema en Colombia se ha exacerbado: “He hecho estudios en los que productos alimentarios, como aguacate, panela, algunas verduras y quesos, antes de llegar a los consumidores han pasado hasta por siete anillos de intermediarios. Eso se convierte en un doble problema, tanto para el agricultor que debe vender a precios muy bajos como para los consumidores, ya que cada eslabón de intermediario les pone “su peaje”. Otro problema es que hay intermediarios que se demoran mucho tiempo para pagarle al agricultor su producto, por ejemplo, entre 30 y 90 días. Un problema estructural muy grande”, dijo.
Por su parte, para Juliana Cepeda, doctora en agroecología de la Universidad Nacional, la intermediación en el campo colombiano y los costos de transporte por no tener un sistema, por ejemplo de trenes, encarecen mucho los precios de los alimentos en el país: “Es un problema estructural muy grande. El transporte, la inequidad del campo, donde el productor, en el mejor de los casos, recibe el 40 % del costo total del producto, es decir, los intermediarios están teniendo un 60 % o más. Si el productor no está recibiendo un retorno adecuado por el trabajo que está haciendo, hay un empobrecimiento continuo del campo, que es la situación estructural que se ha vivido”, apuntó.