Esta semana sigue caliente el panorama por la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China y lo que esto puede implicar para las economías latinoamericanas, como Colombia; sobre todo en momentos en los que Donald Trump tiene previsto visitar el país (ver Causas).
La Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) sugirió que los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, de 25 % y 10 % respectivamente, implican un daño sustancial para la industria y que la salida más favorable es insistir en que Colombia sea excluida como le sucedió a Corea del Sur, Unión Europea, Brasil, Argentina, Canadá y México y Australia.
Por el contrario, que se tenga como premisa la otra salida, anunciada por la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, el pasado 22 de marzo, de que cada importador estadounidense sea el encargado de pedir que su proveedor sea excluido no es buena opción.
Esta debe cumplir una de estas condiciones: que el producto específico no se produzca en ese país; que, si bien sea producido, no se consiga en las cantidades o calidades que la demanda requiere; o, que no importarlo significara un riesgo para la seguridad nacional de ese país.
“Ninguno de los productos, de las siete empresas colombianas que exportan el 97 % hacia allá, es tan sofisticado para que cumpla estas características (...) Así no podemos excluir producto, pero se ha hecho un esfuerzo para venderles con valor agregado y aprovechar el TLC con Estados Unidos”, dijo Juan Manuel Lesmes, director de la Cámara de Fedemetal de la Andi.
El temor es que los avances de la industria se pierdan con esta medida “y quedemos condenados a volver a exportar commodities”, dijo Lesmes.
Colombia exporta 58,8 millones de dólares en estos productos a Estados Unidos, lo que no representa ni el 0,12 % en toneladas en este destino, por lo que a simple vista demuestra que no le hace daño a la industria norteamericana; no obstante, para el país sí representa unos ingresos relevantes en su comercio y desarrollo empresarial.
Ser un país amigo de EE. UU., tener TLC, no triangular con material chino, haber luchado contra la competencia desleal y la participación activa de las reuniones de la Organización Mundial de Comercio sobre la sobreoferta de acero serían las credenciales que pasaría Colombia para lograr esta exclusión.