El centro de innovación y negocios de Medellín tiene nuevo piloto y con él grandes responsabilidades: construir sobre lo construido, fortalecer la conexión entre universidad - empresa - Estado, seguir renovando la cultura de inversión y el cierre de la brecha digital.
Más aún con la meta que ha planteado el alcalde Daniel Quintero de que no solo se conozca a Medellín como la ciudad de la eterna primavera, sino como el Silicon Valley de Colombia, lo que también implicaría que se convierta en un “Distrito Especial de la Tecnología y la Innovación”, según lo ha planteó Quintero en su plan de Gobierno.
Alejandro Franco, director saliente de Ruta N, quien permaneció allí por cuatro años, de los diez que cumplió la institución, asegura que se han dado pasos importantes “en la medida en que logramos atraer más de 340 empresas, de 32 países, que acumulan más de 9.800 empleos de calidad”.
Pero no solo eso. Hoy hay 5.100 firmantes en el pacto por la innovación, cuando al inicio del cuatrienio eran 500. ¿Qué implica esto? Que esas personas “han declarado la innovación como un eje de desarrollo de sus empresas y que invierten un porcentaje de sus ventas en eso”, confirmó (ver Paréntesis).
Un aspecto que se ha notado en el Producto Interno Bruto y en la proporción de inversión en actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación, que alcanza el 2,27 %, cuando antes solo llegaba al 0,7 %.
La clave, dijo Franco, es trabajar en cerrar la brecha digital “creo que ese va a ser el detonante del crecimiento de la ciudad, que sabiendo que hay una brecha de más de 200.000 ingenieros en el país y que desde Medellín podamos contribuir con 50.000 o 60.000 de ellos, cambiamos la vocación económica y el gran reto es que acabamos con el desempleo juvenil”.