El 9 de mayo vence la protección que tiene Viva en su proceso de recuperación empresarial y puede ir a liquidación.
Que la Aerocivil haya ratificado su autorización para la integración entre Avianca y Viva Air no deja tranquilo a casi nadie en el proceso.
Las condiciones que puso para que este proceso se dé hacen inviable la supervivencia de Viva, según dijo Avianca, pues le impone mantener las conexiones regionales más importantes que opera bajo el modelo low cost, pero a la vez le limita los permisos de aterrizaje y despeje (slots), toda una contradicción.
Sumado a que, mientras más se demore en finiquitarse la integración, más desmejoran las condiciones de la aerolínea, pues se queda sin aviones y sin personal.
“El proceso, que suma casi nueve meses de estudio, debe ahora adicionar esta fase de recursos de apelación, haciendo cada vez menos viable el salvamento de la aerolínea Viva. Cada día que pasa en el proceso es un día menos para Viva, para sus trabajadores y para toda la cadena de valor asociada a su existencia. Existe cada vez un mayor riesgo de que los arrendadores retiren los pocos aviones que le quedan a la aerolínea, haciendo inviable su operación”, advirtió Avianca.
Y esto es muy importante si se tiene en cuenta que el próximo 9 de mayo Viva perderá la protección del proceso de recuperación empresarial que adelanta en la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, que le ha permitido contener a sus acreedores. Si la integración no se produce antes, la única salida que le queda a Viva es la liquidación.
Sin embargo, Roberto Alvo, CEO del Grupo Latam, le dijo a este diario que la Aerocivil sí ha actuado con celeridad: “Que la autoridad la revise en un plazo de 8 a 9 meses es muy razonable, una transacción de este tipo en Estados Unidos o Europa toma dos o tres años. La compra de Spirit por parte de Jet Blue se anunció con seis meses de antelación y todavía está en estudio. Creo que los tiempos han sido adecuados dado la complejidad y el impacto que tiene esta transacción para el mercado”, argumentó.
