Casi un año después de la firma del contrato para que Interconexión Eléctrica (ISA) entrara con su primera vía de cuarta generación en Colombia, se anunció el cierre de la transacción por la Concesión Costera Cartagena Barranquilla y que le otorga su operación por 20 años.
La concesión era de Mario Huertas (MHC) y las constructoras Meco, Colpatria, Castro-Tcherassi y MAB, y el negocio se cerró a través de la filial ISA Intervial Chile.
El activo está valorado en 2 billones de pesos, entre capital y deuda, tiene 300 empleados (aunque ha generado 7.980 trabajos), y se prevé que las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (Ebitda, por sus siglas en inglés) del Grupo lleguen a 222.000 millones de pesos con esta transacción.
“Este es un negocio muy importante, porque después de estar diez años en concesiones viales de Chile, en términos de cómo operar una autopista, mantenerla y servir al cliente era fundamental traer lo aprendido a Colombia”, dijo Bernardo Vargas Gibsone, presidente del Grupo a EL COLOMBIANO.
La obra tiene el 98 % de avance, y se espera que en marzo de 2021 esté totalmente finalizada(ver Informe).
En medio de la pandemia hubo algunos retrasos en el cierre del negocio pues su expectativa era terminarlo a mitad de año. No obstante, dijo Vargas Gibsone, “el activo es la joya de la corona, es plano, no tiene las complejidades de montaña y tiene las características más interesantes; está entre dos ciudades con un futuro gigantesco por su relevancia en el turismo, el comercio de carga (por los puertos) y la industria”.
Su relevancia antes de la pandemia ya estaba dada con una afluencia de 13.000 vehículos diarios.
El negocio también se ve con buenos ojos desde la mirada Francisco Suárez, socio de Infraestructura Legal, quien destaca que estos cambios en las concesiones son habituales —en este caso el Grupo se quedó con el 100 % de las acciones— y llegan “con inversionistas de largo plazo que tienen un importante músculo financiero para operarlas y mantenerlas”.