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Startups: camellos y cebras ganan interés

Por su nivel de adaptabilidad a las circunstancias actuales y su impacto más allá de la rentabilidad, estos emprendimientos están atrayendo a los inversionistas.

  • Emprendimientos de base tecnológica también le apuestan a las causas ambientales y sociales. FOTO: Sstock
    Emprendimientos de base tecnológica también le apuestan a las causas ambientales y sociales. FOTO: Sstock
19 de junio de 2021
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En septiembre de 2018, el ecosistema de las startups en Colombia se removió con la noticia de que Rappi, la plataforma tecnológica de domicilios, había alcanzado el famoso estatus de unicornio con el que se conoce a aquellas que superan los 1.000 millones de dólares de valoración en diferentes rondas de inversión. Era –lo es aún– el primer caso de origen nacional en alcanzar ese hito, entre 500 emprendimientos que lo han conseguido en el mundo, lo que equivale al 0,7 % de los portafolios de inversión a nivel global, de acuerdo con el Ministerio de las TIC.

El caso se convirtió en referente para muchas startups que han querido, basados en el éxito de Rappi, seguir el mismo camino: priorizar el crecimiento sobre la rentabilidad, tal como lo plantea América Castiblanco, vicepresidente de Aceleración y Emprendimiento de iNNpulsa Colombia. Sin embargo, este escenario no es el más apto para todas, ya que como ella lo plantea, seguir ese camino “aumenta la necesidad de recurrir a fondos de riesgo para la supervivencia y solo se puede obtener dos resultados: un éxito total o un fracaso estrepitoso”.

Dado que no todas las startups cuentan con los recursos, las posibilidades e incluso el interés de llegar a ser unicornios, el mundo del emprendimiento “se ha convertido en todo un safari” dentro del cual “existen otras posibilidades” en las que “aunque el objetivo final sigue siendo crecer rápidamente, cuentan con metas más realistas, como la administración de los costos y cobrar un precio razonable por un producto”, dice Castiblanco.

A los unicornios, entonces, se han unido otras “especies” que han ampliado el espectro de clasificación de las startups de acuerdo a factores como la valoración o el uso eficiente que le dan al capital con el que disponen.

Los hay de todo tipo: desde los hectocornios, que son los más raros ya que su valoración supera los 100.000 millones de dólares (solo se cuenta un caso de estos en el mundo), hasta los decacornios, centauros, ponis, dragones, pegasus, rinocerontes, cebras, camellos, cucarachas y hasta los exóticos zombies.

Más allá de lo anecdótico que pueda parecer, lo anterior es importante pues cada una de estas categorías define no solo el propósito de las startups, de acuerdo a sus intereses o necesidades, sino que también marca una línea para la toma de decisiones de inversión por parte de los fondos de capital privado que están en búsqueda de aquellas oportunidades que les brinden mayores rentabilidades.

“Cada emprendimiento es lo que el mercado quiere que sea, este lo pone en su lugar según la velocidad de apropiación y define el panorama de inversión que, al final del día, es el que pone su precio”, explican desde el MinTIC.

Camellos y cebras

Pese a la variedad de “especies” que han surgido en ese “safari”, hay dos que vienen destacándose: los camellos y las cebras. De acuerdo con Castiblanco, estos “desde el inicio destinan su inversión, su capital humano y su modelo de negocio para generar sostenibilidad e impacto social”, a diferencia de los unicornios, que “se venden como una promesa y se inflan para buscar financiación”.

Agrega la funcionaria que debido a su nivel de adaptabilidad a las circunstancias externas “hace que la innovación en su modelo de negocio o producto sea más constante y frecuente, adaptando la empresa a cualquier cambio en el mercado, sector o ámbito económico”.

Sebastián Bustamante y Federico Restrepo, cofundadores de Impact Hub Medellín, que hace parte de una red global de incubadoras y aceleradoras, el auge de camellos y cebras también ha estado atado a algunas situaciones que han hecho que la tesis de inversión de algunos fondos haya cambiado.

“Muchos inversores se proclaman cazadores de unicornios. No están acechando animales míticos, sino más bien buscando empresas que alcancen valoraciones superiores a los 1.000 millones de dólares. Si bien esto puede significar su éxito como inversionistas, el caso de WeWork, en el que la empresa cayó de una valoración de 47.000 millones de dólares a un valor de rescate de 5.000 millones en cuestión de meses, ha hecho que muchos se detengan y reflexionen un poco más sobre lo que es realmente importante en una startup”.

De acuerdo con Bustamante y Restrepo, el hecho de que el fundador de una startup pueda convencer a los inversionistas no quiere decir que esté capacitado para gestionar bien su negocio, y recuerdan la predicción hecha por la editora y cofundadora de LinkedIn, Isabelle Roughol, quien señaló que “surgirá un nuevo tipo de emprendedor”. Con esto, dicen, se refería a que este es la “antítesis” del concepto tradicional que “tal vez” se inclina más por aumentar el valor de su negocio para el inversionista y no para su cliente.

Respecto a las cebras, los cofundadores de Impact Hub explican que estas se enfocan en generar ganancias sostenibles a una velocidad razonable. “El término viene de que las empresas son a la vez blancas y negras: son rentables y mejoran la sociedad. No sacrificarán el uno por el otro o no tienen que escoger entre crear impacto positivo y ser rentables”.

Sobre los camellos, dicen que son organizaciones que pueden aprovechar las oportunidades, pero que también pueden sobrevivir una sequía, “de ahí el símil con el animal” y su capacidad de cruzar un desierto en condiciones adversas.

“Estas empresas tienen un gran espíritu empresarial y no necesariamente están ubicadas en lugares con ecosistemas de apoyo y estabilidad económica, como lo pueden ser Silicon Valley, Nueva York y Londres”, agregan.

Más allá de la rentabilidad

Para el consultor Luis Gabriel Flórez, exasesor de Ruta N e iNNpulsa y de programas de aceleración de emprendimientos, son contados los casos – “menos del 1 % de las empresas”– en que estos consiguen financiación para expandirse con rapidez, como lo logran los unicornios. Esto, sumado al hecho de que en la región latinoamericana los recursos disponibles no alcanzan para todos, hace que la motivación para la mayoría pase por desarrollar un atributo que les permita crecer sin necesidad de depender de un fondo de inversión de capital privado de riesgo.

Flórez asegura que aquellos emprendimientos camellos son los que logran crecer sin inversión al ser “obsesivos” por la rentabilidad y los precios, encontrando segmentos en sus mercados donde pueden cobrar una prima de precio –o sea un porcentaje por el cual su precio de venta supera al precio de referencia en el mercado–, lo que les permite generar caja para reinvertir en su negocio. Eso les evita buscar recursos externos.

En cuanto a las cebras, el consultor comenta que estas pasan por un momento interesante para el apetito de los inversionistas, e incluso están convirtiéndose en más atractivas que las plataformas tecnológicas, que han sido tradicionalmente las de mayor foco de inversión por la rentabilidad que generan.

Esto ocurre, en sus palabras, porque “los inversionistas están interesados en buscar empresas que generen impacto social y mejoren la vida de las personas”.

Destaca la historia de Doctor Consulta, una startup brasileña que ofrece atención médica a personas de bajos recursos que hacen parte del régimen subsidiado pero que no están satisfechos con el servicio que reciben en el sistema de salud público de ese país.

Camila Salamanca, directora ejecutiva de Endeavor Colombia, coincide con Flórez y señala que hay fondos cuya tesis de inversión se está enfocando en startups que le ofrecen a la sociedad soluciones a sus principales problemas, y en las que pese a las condiciones actuales económicas –” que no solo son por la pandemia, sino que el mundo ha cambiado en otros aspectos”– son más flexibles, adaptadas e innovadoras.

Destaca además las oportunidades que las startups están encontrando para acceder a recursos, en un panorama “dinámico” que les ha permitido a estas crear empleos, generar ingresos y mantenerse vigentes, todo un coctel interesante para los inversionistas

1 %
de los emprendimientos consigue financiación para expandirse: iNNpulsa.
Sebastián Aguirre Eastman

Colaborador. Comunicador Social Periodista U. de A., Especialista en Gerencia del Mercadeo UPB.

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