viernes
8 y 2
8 y 2
Alejandro Salazar Hurtado, músico y empresario, reconoció que en 2014 elaboró facturas falsas de prestación de servicios a Plaza Mayor Medellín, las endosó a prestamistas amigos y recogió una suma que, con intereses, supera los 1.500 millones de pesos. En diálogo con EL COLOMBIANO, afirmó que para cometer el ilícito solo tuvo un presunto socio: Andrés Andrés Álape Mejía (así se llama) funcionario de la empresa organizadora de eventos, a quien le habría dado entre 50 y 60 millones de pesos.
Salazar llegó como contratista en 2014 a Plaza Mayor recomendado por Hernán Gulfo García, otro contratista de la entidad mixta y cercano al entonces gerente general, Gabriel Jaime Rico Betancur. Gulfo dio ese apoyo, pese a que antes, como fiador de Salazar, terminó en un lío del orden de 12 millones de pesos, que llegó a la Fiscalía.
La gestión de Gulfo fue efectiva. El 13 de febrero de 2014, Salazar, representante de As Eventos, firmó con Rico el contrato MEC 22 de 2014, para servicios de mobiliario, equipos, ayudas audiovisuales y servicios complementarios, así como el montaje y desmontaje de eventos.
La cuantía era indeterminada, pero el empresario les dijo a los prestamistas que superaba los 1.000 millones de pesos y que requería capital para hacer los eventos. Salazar reveló que solo facturó 20 millones de pesos, que Plaza Mayor aún le debía al momento de la entrevista, el viernes 11 de diciembre de 2015, a las 8:30 a.m.
Uriel Hernando Sánchez Zuluaga, gerente general de Plaza Mayor, afirmó que dentro de ese contrato le pagaron a As Eventos 556.800 pesos, por el alquiler de una máquina de café.
¿Entonces, cómo y para qué los 1.117 millones de pesos?
Salazar explicó que usó como señuelo el contrato que firmó con Rico; elaboró facturas falsas de prestación de servicios a Plaza Mayor; las endosó a prestamistas; autenticó los documentos y se consiguió un presunto cómplice en la empresa mixta que recibía las facturas falsas y endosos, y les ponía un sello falso de recibido para que el financista creyera que Plaza Mayor le pagaría su dinero.
En esa modalidad de “factoring” cayó Carmen Lilia León, cuyos intereses representa su esposo, Asdrúbal Cuevas Castellanos. Este último contó que a Salazar le prestan plata de vieja data, que en 2014 les debía 70 millones de pesos, pero le soltaron más efectivo al ver el contrato firmado con Plaza Mayor.
“Confiamos en ese contrato, lo vimos como algo seguro y como una oportunidad para recuperar el dinero”, anotó Cuevas en entrevista realizada el 10 de diciembre de 2015, a las 6:30 p.m. La confianza se tradujo en el préstamo de 207 millones 335 mil pesos. De ellos, más de 161 millones están en cinco facturas citadas en una denuncia penal en la Fiscalía por este caso.
El deudor incumplió de nuevo. Cuando Cuevas le hizo el reclamo, el contratista le respondió: “esté tranquilo, a usted se le van a pagar todas esas platas. Eso es un proceso que le están dando ellos allá interno, porque son unas platas que se están recogiendo aparte para el lanzamiento de Gabriel Jaime Rico a la alcaldía. Esa es una ayuda que le van a hacer a él. Esté tranquilo que esa plata se le va a pagar”.
“Todas las veces me recalcaba eso”, dijo Cuevas. Al financista se le hizo notar la similitud de su versión con información documentada, de una fuente directa, que EL COLOMBIANO posee.
Según ese documento, el gerente de As Eventos le habría dicho a Álape: “hermano, la vuelta es así. Yo le voy a financiar unos eventos a Rico, pero necesito que usted y Hernán Gulfo hagan fuerza para que pidan mi empresa”. También le habría manifestado que “necesitamos recursos para montar bien mi empresa. Ya tengo el visto bueno de Gabriel Jaime y de Fernando (Córdoba Carmona)”.
El gerente de As Eventos calificó de mentira lo anterior y trajo a colación que cuando a Álape “lo echaron” de Plaza Mayor, este último se ofendió tanto, que le propuso irse en contra de la empresa.
¿De qué manera?
“Que nos confabuláramos para decir una serie de cosas que no son verdad, para sacarse en limpio. Nada más ayer (10 de diciembre) llamó el señor Álape y trató de decirme pongámonos de acuerdo. Yo le dije, no, papá, yo me voy a entregar, si a mí me toca voy y me entrego o declaro o pongo la cara, lo que necesito es pagarle a la gente”.
Con respecto a lo manifestado por el prestamista Cuevas, en un primer momento Salazar negó haber dicho que con esas facturas se estaba recogiendo plata para la campaña de Rico. Pero, luego de que el periodista le hiciera caer en cuenta sobre la gravedad de ese testimonio, el empresario aceptó que sí lo dijo, pero aclaró que fue una mentira que se inventó, para calmar a los prestamistas y mantener su credibilidad.
Lo dicho por Cuevas, citando a Salazar, fue calificado por Rico como una afirmación injuriosa y calumniosa. “Pretenden desviar a la Justicia y a la opinión pública para ocultar una conducta criminal grave que, por fortuna, y por nuestra acción oportuna, no logró causar un daño al patrimonio público de Plaza Mayor”.
De esos presuntos receptores de dinero en Plaza Mayor, Salazar solo mencionó a su presunto socio, Álape. Lo recordó como un empleado que le presentó Hernán Gulfo García, para que le ayudara a conseguir eventos, pero “no me chutó ningún contrato legal”.
Con él, añadió, montó el “factoring”, figura que en un 99% de los casos ha hecho con facturas reales. El dato no cuadra. Salazar contó que debe 2.800 millones de pesos. De tal cifra, 1.500 millones, o sea el 53,5%, corresponde al actual lío con las facturas falsas de Plaza Mayor, por las que paga del 5 al 10% de intereses mensuales. “Y me siguen prestando, porque si Dios quiere vamos a salir del problema”.
Salazar aseguró que la primera operación que hizo con Álape fue para ayudarle a éste último a resolver un problema de 25 millones de pesos que tenía con la “Oficina de Envigado”. Se los dio, según explicó, para que le colaborara consiguiéndole contratos reales y con las facturas falsas.
Por cada factura falsa le daba entre 1 y 3 millones de pesos y, de memoria, calculó esas comisiones y “aportes para desembalarlo” entre 50 y 60 millones de pesos. Hacia octubre de 2014 la relación se rompió y el motivo que dio Salazar es que Álape le dijo que le pasara plata o hablaba en Plaza Mayor. Al sentirse extorsionado, frenó la captación de dinero, les dijo la verdad a varios de sus financistas y les pidió perdón.
Pero les mantuvo más verdades ocultas. Una de ellas, es que una misma factura falsa la endosaba varias veces. Durante la entrevista sostenida el 10 de diciembre de 2015 con EL COLOMBIANO, dos financistas apenas vinieron a descubrir esa otra faceta del negocio de Salazar. Una, es la factura 0961, de 125 millones de pesos, endosada dos veces, y la otra, es la 0968, por 45,8 millones de pesos.
¿A dónde fue el dinero?
Entre las pocas facturas pagadas por As Eventos está la 0969, registrada por 55,5 millones de pesos, pero de entrada se le descontó la Retefuente. Asdrúbal Cuevas Castellanos relató que Álape lo llamó para decirle que le tenía el dinero, el mismo que le entregó en una oficina al lado del cuarto de seguridad de Plaza Mayor. En el recibo 0532, del 8 de septiembre de 2014 y con el nombre de Plaza Mayor Medellín, aparece que le dieron en efectivo 40 millones de pesos y luego 8 millones 285 mil pesos “en consignación bancaria”, pero el prestamista aseguró que todo se lo entregó Álape peso sobre peso.
A otro prestamista, que pidió mantener su nombre en reserva, Álape le entregó, en Plaza Mayor, 32 millones de pesos en efectivo. Este financista dijo que Salazar le dio varias versiones sobre sus actividades. En 2014, le manifestó que él estaba encargado de todos los eventos de Rico y que por debajo le tirarían órdenes de servicio, que llegarían a 1.000 millones de pesos.
La semana pasada, el deudor le dijo a su acreedor que habían abusado de su buena fe, que no le habían cumplido, pero agregó “hermano, déjeme que estoy cuadrando todo lo de Plaza Mayor y voy a mirar cómo le pago los intereses”. El martes, 15 de diciembre de 2015, el empresario le contó que “lo de Plaza Mayor ya lo cuadramos”. El miércoles 16, delante del periodista, el inversionista le recordó a Salazar que “más de una vez usted me dijo a mí y a mi socio que venía de la oficina de Rico y que todo estaba cuadrado”. También le enfatizó que en una ocasión le preguntó si ese era un negocio que tenía montado con Álape, a lo que Salazar le dijo que no y le reiteró que él tenía a cargo todos los eventos de Rico.
El gerente de As Eventos no negó nada de lo dicho por el prestamista y en su propia cara le manifestó que todo eso también había sido una mentira. El financista lo recriminó, le recordó que hace 7 meses recibió 800 millones de pesos en efectivo por la venta de una parte de As Eventos, suma que se agregaba a lo recogido con las facturas falsas. Salazar atinó a decir que perdió mucho dinero en un evento de Navidad, en 2014, pero unas veces dijo que habían sido 500 millones de pesos y otras que 1.000 millones de pesos, sumando intereses y enredos. Al final, el prestamista comentó que tendrá que vender su casa, para responderle a un tercero por 50 millones de pesos que le prestó a Salazar.
El destino de la plata es un misterio. Si recogió 1.117 millones de pesos, hizo, según él, eventos por 20 millones, o por 556.800 pesos según la gerencia de Plaza Mayor, ¿dónde está el resto?
Salazar manifestó que “la pregunta es mal formulada, ya que te dije que el recurso conseguido con las facturas fue para mi uso de obligaciones y problemas míos, no para financiar ninguna campaña. Y el dinero tengo cómo soportarlo con las facturas y recibos de pago de todas mis obligaciones”.
A la petición de los nombres de esos prestamistas y si había declarado a la Dian las deudas y lo captado con el “factoring”, el empresario respondió, sin anexar listado alguno:
“Haciendo un repaso de los totales de las facturas, no es el total lo que me prestaron. De una factura me prestaban el 70% o el 50% y no se reportaron esos ingresos a la Dian, ya que casi siempre fueron para pagar obligaciones con oficinas de cobro. Tengo los recibos y constancias de pago y estoy en el proceso de organizar con la Dian todos mis problemas y hacer acuerdos de pago”.
Esas oficinas de cobro no eran propiamente legales. Al consultarle si era cierto que lo habían torturado para que pagara, Salazar manifestó: “me han cogido, amarrado, dado cachazos, amenazado de muerte, me han buscado a la casa a las 2, 3 de la mañana”.
“Por el dinero. Por este caso, ninguno”.
¿Pero dicen que algunas falsas facturas han sido endosadas a gente ligada a la “Oficina de Envigado”?
“Me han cobrado con gente de oficinas, pero yo he sabido manejar la situación y he pagado”.
De manera reiterada, el empresario aseguró que “Plaza Mayor no tiene nada qué ver con esto de las falsas facturas. Eso es responsabilidad mía. Álape se ganó su plata y vamos a responder por esto”. Y, varias veces también, repitió que Rico no le pidió contraprestación alguna por haberle firmado el contrato marco. Es más, sostuvo que “apenado traté de hablar con él para decirle la verdad y nunca pude” .
Periodista y escritor. Diplomado en información económica y financiera, Geopolítica y finanzas para no financistas.