El fin de semana se filtró en medios de comunicación que la estatal venezolana, Petróleos de Venezuela, más conocida como Pdvsa, exportaría gas al mercado local.
La supuesta negociación prevé que el 1º de diciembre de 2025 comience la importación del hidrocarburo a Colombia. Debe mencionarse que el Ministerio de Minas y Energía manifestó que la negociación no ha sido coordinada con el Gobierno ni Ecopetrol.
Para que lo anterior sea posible, el gas debe transportarse en un sistema de gasoductos; estos sistemas son complejos y requieren de grandes inversiones, ya que, el gas no es un producto que se comercialice como bienes del agro o de otra industria.
Para los analistas, no es posible la importación del hidrocarburo, no solo a través del gasoducto, sino del mismo mercado venezolano, a lo que se suman los riesgos por las sanciones a ese país.
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Fabian Osorio, director de Análisis de Sectores y Sostenibilidad de Corficolombiana, señaló que el gasoducto Antonio Ricaurte, que es el que conecta a Colombia y Venezuela para el transporte de gas, no está listo para operar.
Este fue inaugurado en 2007, su uso se descontinuó en 2015, y desde ese año permanece inactivo. Por lo tanto, la reactivación de este gasoducto dependerá de una serie de adecuaciones técnicas y de infraestructura que no se han completado.
En cuanto a las posibilidades de importar el energético desde el 1º de diciembre de 2025, Osorio mencionó que estas son bajas porque se requiere de una infraestructura para el transporte de la molécula entre los dos países y esta “no es operativa ni está adecuada”.
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A lo que agregó que la operación tendría implicaciones negativas para Colombia, ya que, Venezuela se encuentra sujeta a sanciones internacionales por parte de EE.UU., lo que restringe el comercio de este hidrocarburo desde ese país, agregando que el Gobierno Nacional no ha manifestado un interés claro en que se superen estas barreras para que la importación se haga realidad en el corto o mediano plazo.
Cabe añadir que, en caso de que el energético sea importado, este se traería en estado gaseoso, no en estado líquido, como sucede con el mercado estadounidense y el de Trinidad y Tobago. Por lo cual, si el gasoducto opera, no habría necesidad de regasificación y se conectaría directamente en Ballenas, punto ligado al Sistema Nacional de Transporte.
Camilo Prieto, profesor de la maestría en Energía y Sostenibilidad de la Universidad Javeriana, detalló que 60% de la extensión del gasoducto se encuentra en Venezuela. Por lo tanto, no hay garantías de un mantenimiento que permita hacer un uso seguro de este sistema, recalcó.
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“El plan estratégico de mantenimiento del gasoducto por parte del gobierno venezolano y colombiano no ha manifestado ningún plan para poner en marcha la operación en este gasoducto. Por lo tanto, la importación de gas desde el 1º de diciembre resultaría inviable”, afirmó Prieto.
“Cualquier decisión de materializar y viabilizar la operación de dicho gasoducto no tomaría menos de un año o incluso, año y medio para su materialización”, afirmó Julio César Vera, presidente de XUA Energy.
Los precios del gas en Venezuela son más asequibles que los de Trinidad y Tobago y EE.UU. gracias a los subsidios estatales y la regulación de precios. Sin embargo, Prieto expresó que hay variables que deben considerarse, por ejemplo, que los costos del gas venezolano no reflejan el verdadero precio de producción y los costos de transporte, y también existe una falta de infraestructura que puede aumentar los costos de importación.
“El gas natural licuado de EE.UU. y Trinidad y Tobago tiene precios más altos, pero son mercados más estables y con infraestructuras de importación bien desarrolladas. Aunque el precio del gas venezolano sea más bajo, este es artificial”, dijo Prieto.
Para él, es posible que el gas venezolano requiera de un procesamiento adicional antes de ser inyectado en los gasoductos del mercado local, dependiendo de su composición específica y de los estándares técnicos y regulatorios, que son distintos a los que se manejan en Venezuela, lo cual influiría en los precios.
“Si en este momento una empresa colombiana, pública o privada, importa gas de Venezuela, puede estar sujeta a restricciones financieras, impactos reputacionales y bloqueos contractuales. En definitiva, en este momento puede ser muy riesgoso. También está la perspectiva de que, si Colombia toma esta decisión, esto puede ser visto por EE.UU. como un giro en su línea estratégica y habría un riesgo para Colombia”, manifestó Prieto frente a las sanciones.
El exministro de Minas y Energía, Amykar Acosta, agregó que el mayor yacimiento de gas de Venezuela, Perla, que está en el océano en el bloque Cardón IV, no cuenta con un gasoducto que empalme con Antonio Ricaurte para transportar el hidrocarburo, con lo cual habría una gran demanda en tiempo e inversión.
Estados financieros de Pdvsa
Álvaro Yáñez, director de la firma CMS Rodríguez-Azuero, señaló que uno de los principales inconvenientes de negociar con Venezuela es la opacidad de su empresa energética, es decir, “su falta de transparencia”.
“La última vez que se presentaron estados financieros auditados de la empresa fue en 2016”, enfatizó.
“En plata blanca es cuantiosa la inversión requerida, y ni Pdvsa ni Ecopetrol cuentan con el músculo financiero para asumirla. Importar gas desde Venezuela no es algo que se parezca a soplar y hacer botellas”, concluyó el exministro Acosta.