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Dicen las personas del sector, que son conscientes de que los conciertos o eventos masivos serán los últimos en volver. Sin embargo se han ideado estrategias para no perder vigencia, para las cuales los carros y el internet han sido de ayuda, situación que no ha alcanzado a cubrir el total de ingresos que se generaban.
Hoy en día, los avances científicos y el rápido rebrote del virus en el país generan un escenario dual en el que los productores de estos espectáculos deben estar atentos para saber cuándo podrán volver a organizar eventos más rentables, es decir, con una mayor cantidad de gente.
“La situación es muy incierta, es complejo hacer movimientos en estos momentos, cada vez consideramos que debemos ser más cautos y hacer lo que esté en nuestro círculo de influencia inmediato, para evitar salidas en falso ya que las condiciones cambian todos los días a causa de las directrices del gobierno”, aseguró Ricardo Peláez, CEO de D’Groupe, holding especializado en diferentes servicios relacionados con el sector del entretenimiento que cuenta con participación en el Centro de Espectáculos La Macarena.
Por ello, se han llevado a cabo iniciativas como la vivida a mediados de septiembre, en la que se presentaron en la ciudad artistas como Greeicy, Mike Bahía, Reykon, Jessi Uribe y Paola Jara en el Aeroparque Juan Pablo II, en el cual se manejaban palcos de entre 2 millones y 5 millones para este tipo de eventos, en los que se disponen de sitios para que la estadía de cuatro personas sea lo más segura posible.
Piden más ayudas
Esta realidad también se traslada a Bogotá, ciudad en la que se realizaron unos 14 autoconciertos organizados por Ocesa Colombia, como una de las alternativas para mantenerse en pie. No obstante, Luz Ángela Castro, directora de la empresa, reconoce que se necesita más que eso, pese a que ya se piensa en esta modalidad para otras ciudades este año.
“Creo que el sector cultural es tan grande que hace que sea complejo poder generar estrategias o medidas que cubran todos los aristas y sigue siendo insuficiente”, comentó Castro, mostrando que medidas como créditos blandos a préstamos preexistentes han sido algunas de las iniciativas que para su caso no han funcionado y que son necesarias, pues estos esquemas solo representan un 10 % de lo que se tenía acostumbrado ingresar.
Y es que desde el Gobierno se han implementado medidas generales como el auxilio a la nómina, propuesta del Ministerio de Hacienda mediante la cual se otorga 50% de un salario mínimo por cada trabajador a las industrias más afectadas por la contingencia.
Sin embargo, Peláez, de D’Groupe alertó que en este grupo no se tuvo en cuenta a la actividad con código 8230, es decir la referente a organización de convenciones y eventos comerciales, con lo que solamente les correspondería un subsidio de 10 puntos porcentuales menos, es decir 40 %.
Adicionalmente, desde el Ministerio de Cultura se han abierto diferentes propuestas para amparar al sector naranja, el cual aportó un promedio de 3,2 % del Producto Interno Bruto entre 2014 y 2019, de acuerdo con las estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) (ver Microhistoria).
Entre las ayudas que se han presentado para las empresas que hacen parte de esta parte de la economía desde el sector cultural se encuentran los incentivos fiscales para el sector cultural, los cuales, según el presidente, Iván Duque, superan los 1,8 billones de pesos. Cabe aclarar que los organizadores de los eventos son solo una fracción de esta porción de la economía.
Por medio de la Corporación Colombia Crea Talento (CoCrea) también se buscó inyectar al sector cultural un total de 300.000 millones de pesos, los cuales serían gestionados por esta organización, en búsqueda de proyectos que impulsen las industrias culturales y creativas y el acceso a ellas.
Otro de los respiros que planea dársele de manera generalizada al sector se sancionó el 31 de diciembre del año pasado por medio de la Ley ReactivARTE, la cual determina que las actividades de espectáculos en vivo hacen parte de las labores que percibirán una reducción al 4% de la tarifa de retención en la fuente.
Pese a esto, empresas como Ocesa Colombia se han visto en procesos difíciles de toma de decisiones. “Tuvimos que hacer una reingeniería, recorte de personal, economía de escala y ajuste al mínimo necesario para operar”, dijo Castro.
Igualmente otra compañía del sector como lo es Move Concerts se mantuvo a flote gracias a contratos que ya se habían firmado en 2020 con patrocinadores, pero la compañía ve el panorama cada vez más difícil, hablando de que la posibilidad de mantener los pagos como se venían manejando está hasta este o el próximo mes.
Por ello, Peláez, de D’Groupe, acotó que “las pérdidas son importantes, no solamente la reducción de los ingresos es abismal, si no que no se puede contraer los costos en las mismas proporciones si se quiere proteger el empleo, es una relación asimétrica muy compleja y de mucha responsabilidad social”.
E instó al Gobierno a que “piense en ayudas aplicables y de impacto inmediato, todavía el mediano y el largo plazo es incierto y no es relevante si las compañías desaparecen, debemos ir paso a paso”.
A la espera
Alfredo Villaveces, CEO de la empresa Move Concerts, confirma que ya hay un evento que se tiene con fecha y que estaba vendido en su mayoría antes de la pandemia y es el concierto de Kiss, en Bogotá, pero subraya que aún es un panorama atípico el que se vive hoy.
Y es que la tarea con los artistas de talla internacional no es fácil, por lo que Villaveces aseguró que no se espera que este año se vean grandes nombres en los carteles de los conciertos, incluso ante el más optimista de los escenarios de vacunación, puesto que no depende solo de esto.
De acuerdo con el empresario, allí entran a jugar variables como las cuentas pendientes que dejaron algunas agrupaciones en otros países antes de la pandemia y que deberán irlas cumpliendo en la medida en la que las tarimas vuelvan a montarse en aquellos territorios. De la misma manera, comentó que las aseguradoras están siendo más duras con los artistas, por lo que se dificulta su desplazamiento hasta acá.
En esto concuerda Castro, de Ocesa, quien añadió que en el caso de los eventos masivos “nuestros servicios o eventos no es como un restaurante u hotel, que simplemente se abren y ya ven resultados, sino que tienen que darse promoción para hacer venta”.
En este sentido, la empresaria manifestó que para pensar en continuar el sector está sujeto a instrucciones propias de un plan de acción del Gobierno para un desarrollo de actividades que se vaya normalizando en la medida en la que evoluciona la situación sanitaria. Por eso también se habla de la posibilidad de formatos tipo ‘Parche’, los cuales funcionarían de manera similar a los palcos de los conciertos en carro.
“Por los costos operativos, pensar en una operación reducida es aumentar la agonía, se requiere una operación normalizada con vacunas, tiempos que desconocemos, esperamos que el gobierno active, acto seguido a la vacunación, para no perder ni un día y estar seguros que las personas puedan estar disfrutando sin riesgos”, fue la conclusión que dejó Peláez sobre la cuenta regresiva del sector
Periodismo. Gestión Cultural. Por la sonrisa de mi madre que vale un millón.