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Como un año atrás, cuando el fenómeno de El Niño disparó el precio de alimentos, ahora el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri repite un anuncio imposible de cumplir: congelar el precio de la comida.
“Este es un acuerdo voluntario de las centrales de abastos del país y un regalo de Navidad para las amas de casa, quienes nuevamente entre el 15 de diciembre y el 15 de enero encontrarán aproximadamente 100 productos que tendrán congelación de precios”, dijo el funcionario, al agregar que se beneficiarán productos como granos y carnes de pollo, res y pescado.
Indicó que con estas acciones se le pone coto a la inflación, que por tercer mes consecutivo ha mostrado una caída en los precios de alimentos. Mientras mañana el Dane publicará datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para noviembre, se tiene a octubre que los precios del grupo alimentos se han incrementado en los últimos 12 meses en 8,53 % y en lo corrido del año en 6,33 %.
Pero lo que Iragorri desconoce es que al interior de las centrales de abasto, como la Central Mayorista de Antioquia, la formación de precios es producto de la oferta y demanda. Esto tiene en cuenta de la disponibilidad, mayor o menor, de cualquier producto.
Además a las administraciones de las centrales de abasto no corresponde establecer topes de precios, así lo quisiera el Gobierno. También hay que tener en cuenta otros eslabones de la cadena de suministro, afectados por variables como costos de mano de obra, insumos, combustible, fletes, entre otros.
Reportero por vocación. Convencido de que el periodismo es para mejorar la vida de la gente. Ahora escribo de temas económicos en El Colombiano.