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Pasaron más de dos semanas desde la radicación de la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro en el Congreso y el sector privado la analizó a fondo. Su lectura no es alentadora, cree que el proyecto podría tener congeladas algunas decisiones de inversión y que se está rompiendo aún más el principio de no generar doble tributación.
Los que están levantando la voz son los gremios y las cámaras binacionales. Es el caso de Amcham Colombia, que representa el comercio y la actividad económica entre el país y su principal aliado, Estados Unidos; esta semana publicó un análisis sobre la tributaria en el que menciona que está enviando señales que en el mejor de los casos obligan a los inversionistas “a ser prudentes”.
Es que desde que el proyecto se radicó uno de los grandes “peros” es su efecto sobre la inversión. La razón es lo que algunos describen como doble tributación, es decir, impone más de un impuesto sobre un mismo ingreso o renta.
La premisa es que con la reforma el inversionista debe responder por el impuesto de renta del 35% y luego de esto los dividendos que reparte entre los socios nacionales de la empresa tendrán tarifas marginales de hasta 39%, mientras que para los internacionales serían del 20%.
Eso haría que en algunos casos la tributación combinada pase incluso del 60% y ahí está la preocupación. Adicionalmente, un análisis que la firma Posse Herrera Ruíz realizó para Amcham Colombia sugiere que se daría un impuesto asimétrico, pues dependiendo de las condiciones pactadas por los inversionistas algunos podrían terminar tributando 55% y otros 48% o hasta 35%.
¿Triple tributación?
Algunos analistas inclusive piensan que se puede hablar de una triple tributación, entendiendo que también entra a jugar el impuesto al patrimonio por el cual empezarían a responder ciertos inversionistas que ya han dejado su cuota en renta y dividendos. La reforma, cabe recordar, propone gravar patrimonios desde $3.000 millones –con tasas progresivas– de forma permanente.
En un análisis difundido en el diario La República, el exsuperintendente de Sociedades, Juan Pablo Liévano, expresó que este cóctel sería una “sentencia de muerte” para las compañías. Cree que no solo se va a tocar la inversión sino también el ahorro y la generación de riqueza; además piensa que se afectaría la creación de empresa y de empleo por darle prioridad a lo que se recaudará hoy, y no en el mañana.
Por su parte, Michel Janna, presidente del Autorregulador del Mercado de Valores de Colombia, mencionó que con la reforma tal y como está habría un mercado de capitales más restringido, menos actores buscando financiación de largo plazo y retos para seguir convirtiendo el ahorro de los colombianos en inversión.
Es que al final de cuentas a los empresarios les quedó la sensación de que así como se pretende reducir los beneficios tributarios también debería disminuir la tasa de renta (en personas jurídicas), la cual es actualmente una de las más altas entre los miembros de la Ocde.
Eso sí, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ha dicho que está dispuesto a presentar una nueva reforma en el futuro bajando la tasa de renta a las empresas, después del esfuerzo que harán.
Sigue el diálogo
En este entendido, el Gobierno insiste en que está abierto a escuchar ideas, modificar propuestas de ser necesario, pero no a bajar el recaudo esperado de $25 billones el primer año porque necesita la plata especialmente para su apuesta social.
De hecho, ayer el presidente Petro se reunió Consejo Gremial Nacional (CGN). Su mensaje fue: “Nosotros queremos que se apruebe la reforma tributaria, mejorando lo que sea mejorable, enriqueciéndola, incluso en temas que no hemos visto. En una perspectiva, que disminuya la desigualdad social (...)”.
Por su parte, Jaime Alberto Cabal, presidente del CGN, dijo que los empresarios reiteraron su disposición al diálogo y manifestaron su preocupación por el efecto que la tributaria tendría en el crecimiento económico en tanto “impactaría la capacidad de ahorro, consumo e inversión de los colombianos”.
Al tiempo que esto ocurría, el ministro Ocampo, y el director de la Dian, Luis Carlos Reyes, presentaron formalmente la reforma ante las comisiones económicas del Congreso.
Al final Ocampo aceptó que con el impuesto a los dividendos se estaría generando doble tributación, pero no mencionó que se prevean cambios, aunque con el impuesto a alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas anticipó una depuración en la lista de productos responsables de este.
En mis bolsillos hay una grabadora y unos audífonos; en mi mente, amor por el periodismo.