Allison Avendaño es una emprendedora nacida en Villavicencio y radicada en Medellín. Con solo 10 años de edad, logró algo que muchos adultos experimentados no consiguen: atraer como socios a esos inversores duros, conocidos en la jerga financiera como tiburones.
Confiesa que antes de hacerles su presentación estaba nerviosa. Y no era para menos, estaba buscando US$15.000 y solo tenía un par de minutos para vender su idea, esa era la oportunidad que esperaba y no podía desperdiciarla.
Pero antes de enfrentarse cara a cara con los inversores de Shark Tank Colombia, pasó por una situación financiera compleja: su familia, infortunadamente, sufrió una quiebra. En medio de esa adversidad, le regaló unas palabras casi proféticas a su madre: “Van tener que inventar nuevas cifras para contar todo lo que Dios nos va a dar”.
ADN emprendedor
Cuando tenía cuatro años mostró los primeros signos de emprendedora. Ella misma fabricaba pulseras y las vendía. Pero no solo las comercializaba, también grababa tutoriales con el celular de su madre para enseñar cómo hacerlas.
Unos cuantos años después, probó suerte con la distribución de buñuelos: la familia de unos amigos se encargaba de la producción y ella conseguía los clientes. Ese emprendimiento lo empezó un diciembre y las festividades estimularon las ventas.
“Me fue muy bien, tenía una libreta con las personas a las que les podía vender, tachaba a los que ya me habían comprado y así sabía quienes faltaban por comprar”, comentó con el gesto de alegría que la caracteriza.
Un año más tarde llegó la bancarrota de sus padres, una época que partió su historia en dos porque de aquella crisis emergió la idea que hoy la tiene en el radar de los medios y los inversionistas.
Quería ayudar a sus padres
Los seres humanos demuestran de qué están hechos durante los periodos de grandes dificultades. Así lo evidencian las historias de grandes millonarios como John Rockefeller, John Deere o Alexánder Walker, solo por mencionar a algunos que iniciaron sus emporios en condiciones desfavorables. Así como ellos, Allison exploró posibles soluciones para su familia.
“Comencé a buscar ideas de empresas billonarias y ahí empecé a aprender de marketing digital”, relató la emprendedora al detallar que no era ella quien pretendía monetizar el conocimiento, solo quería ayudar a sus padres a comprender mejor todas esas estrategias.
Sin embargo, sus papás notaron que tenía una gran capacidad para enseñar. Entonces, publicó contenidos en instagram y la comunidad de seguidores creció. Ese público adulto fue el que la incentivó a darles mentoría a otros niños que tuvieran planes de negocio.
Fue así que creó Digitally School y, el 2 de diciembre de 2021, lanzó Fábrica de Sueños, nombre que le dio al primer curso para chicos emprendedores, en el que basada en su propia experiencia, les enseñó a transformar sus ideas en emprendimientos con propósito.
A nadar con tiburones
Casi 10 meses después de haber estrenado a Digitally School, apareció en la más reciente temporada de Shark Tank Colombia, en donde se enfrentó sola con los cinco inversores que escuchan las propuestas de los aspirantes.
Allison no envió una solicitud para tener esa audiencia. Aún así, un día le llegó una notificación en la que le comunicaban que había una posibilidad de entrevistarse con ellos.
En ese momento, quería encontrar a alguien dispuesto a apalancar su negocio cuando finalmente le avisaron que tendría chance de participar en el programa.
Era la hora de la verdad, tendría un pequeño espacio para cerrar con broche de oro la primera etapa de ese emprendimiento que surgió de la adversidad y que había creado con tanto esfuerzo.
“Estaba un poco nerviosa, pero esos nervios los cambiaba a emoción, y era una emoción muy bonita por todo lo que podía suceder”, relató.
Una vez expuso su proyecto y explicó la magnitud del impacto que espera generar en los jóvenes emprendedores, los cinco tiburones no dudaron en adherirse a su empresa y ofrecer sus conocimientos para ayudarle a crecer.
En el corto plazo, Allison espera lanzar nuevos cursos, llegar a más niños y fortalecer ese movimiento que bautizó 1BP (Impactar a un billón de personas)