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Nos tragamos esa mentira

  • Ramiro Velásquez Gómez | Ramiro Velásquez Gómez
    Ramiro Velásquez Gómez | Ramiro Velásquez Gómez
24 de julio de 2011
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Parece un sueño, pero es una gran mentira. Todos mienten. Miente el gobernante, miente toda clase de funcionario, miente el que busca a los mentirosos, miente el político, miente el empresario, miente el abogado, mienten el ingeniero y el constructor, miente el periodista, miente el acusado, miente el acusador. Mienten todos.

Detenidos de cuello blanco que increpan las cámaras advirtiendo que demostrarán la verdad, pero una reja los acoge sin afán. Que yo lo que dije fue, que me malinterpretaron, que no fui yo, que fue aquel, que es una persecución, que esto y aquello. El reino de la mentira. En eso estamos convertidos. Y mentirosos pasan por héroes, justos pasan por embaucadores. Yo confundo, tú no me sorprendes.

¿Quién dice la verdad? Es difícil detectar mentiras. Estudios dicen que la mayoría de las personas apenas logramos pillar la mitad de las verdades y mentiras a través de la escucha y la observación, solo un 50 por ciento de éxito. Y la ciencia no ha podido aportar mucho en medio siglo.

Cree uno que alguien sí hizo esto o aquello, pero su cara y su discurso lo ponen a dudar. ¿Será que sí? Y entonces el país se convierte en una enorme telenovela: El reino de la mentira, con actores de primer nivel.

Científicos como Aldert Vrij, de la Universidad de Porthsmouth y el área de Psicología Forense, se han dedicado a definir cómo es un mentiroso y a profundizar en las dificultades para coger en el acto a alguien que miente (para lo cual han hallado algunas pautas). A diferencia de Pinocho, a los mentirosos no les crece la nariz ni dan señales de andar mintiendo.

En un reciente artículo en Psychological Science in the Public Interest , junto a Granjag y Porter, reconoce que existen magos de la mentira en los que priman seis rasgos importantes: un comportamiento natural que evita sospechas; encuentran fácil mentir; no experimentan emociones de culpa ni temor; son buenos actores; su atracción física les ayuda a pasar por honestos; y son buenos psicólogos.

En otro artículo en el Journal of Forensic Psychology , habían caracterizado 18 atributos que probablemente están presentes en un mentiroso consumado. Características que, diría uno a priori, se encuentran en muchos de los personajes de nuestra falseada realidad nacional.

Miremos a ver, no para enseñar a mentir, pues como dice Jesse Bering en Scientific American , la mayoría son heredadas o van con la personalidad.

Un mentiroso es: manipulador; buen actor; expresivo; atractivo físicamente; natural y espontáneo; tiene experiencia; se tiene confianza; enmascara sus emociones; es elocuente; se prepara bien; responde cosas no verificables; entrega pocos detalles; tiene ideas originales; piensa rápido; es inteligente; posee buena memoria; quiebra la verdad antes que inventarse algo rebuscado; detecta si sospechan para ajustarse.

¿Algún parecido con nuestros reyes de la falsedad?

Harina de otro costal sería analizar por qué la mentira es hoy, como la corrupción, otro deporte nacional.

Maullido : ¿circos que tratan bien los animales? Ninguna jaula es digna y tampoco está en la naturaleza animal divertir a los humanos.

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