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El trío que canta

Benedetti sabe mucho de Petro. Y este debe saber mucho de aquel. Y el ministro de Justicia sí que debe saber de ambos.

08 de octubre de 2025
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  • El trío que canta

Por Alberto Velásquez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co

Desafiante el discurso del presidente Petro en Ibagué. Sin escrúpulo alguno lanzó su reelección para el año 2030, si la manipulación de la Constitución se lo facilita, de acuerdo con la interpretación rabulesca que hace de la Carta y sus reformas el prestidigitador jurídico del régimen, el ministro de Justicia, señor Montealegre. Fue tan descarada y abierta la intervención en política de Petro en la ciudad musical de Colombia, que le valió un tirón de orejas del procurador general, advertencia que, seguro, será olímpicamente ignorada por el Jefe del Estado y su combo ministerial.

En sus arengas ibaguereñas, escoltaban al presidente en la tarima los también regañados por el procurador, los ministros Benedetti y Montealegre, dos púgiles que la semana pasada animaron la gallera con un duro rifirrafe. Benedetti en su lambonería, a medida que Petro lanzaba sus arengas, agitaba la bandera roja, blanca y negra, de “guerra a muerte”, que ha sustituido impúdicamente la tricolor colombiana.

A propósito del deslenguado Benedetti, la vaciada que le metió su colega Montealegre, fue de antología. “Vamos a ver qué tan gallito de pelea es Benedetti cuando la Corte Suprema de Justicia lo meta muy pronto a la cárcel por corrupto”. Algo debe saber Montealegre, quien fuera magistrado de la Corte Constitucional, para afirmar el viaje inexorable de Benedetti hacia las rejas. Y de encima, muestra de poder y deseo de arrasar con el predominio del locuaz colega de gabinete, lo calificó de “fantoche”, invitándolo a que se fuera de tal cartera, “porque ese Ministerio le quedó grande”. Y si ayer el acróbata minjusticia se tomó con su víctima barranquillero un café caliente, ¿pausa en la contienda?, dos días antes había insistido que Benedetti “tenía muchas cosas que aclarar”.

Difícilmente en la historia de la administración pública colombiana se había registrado una zarandea tan violenta de un ministro contra otro colega del gabinete. Es un récord en la modalidad del lenguaje político oficial colombiano. Un gabinete convertido ya no en cuadrilátero de comadres sino en un ring en donde los púgiles se destrozan anunciando cárcel para sus colegas.

El estallido de Montealegre contra Benedetti, ¿sería inicialmente consensuado con Petro y este finalmente se arrepintió, temiendo que el costeño destapara la olla podrida de la campaña presidencial, así como la revelación de otros secretos que aun flotan por los fríos pasillos de la casa presidencial?

Esa pelea de comadres era de esperar en un régimen de alguien que, como lo dice el lúcido ensayista Carlos Granés, “es presidido por la mentalidad de un caudillista, síntesis de la megalomanía y de la incompetencia de quien confunde sus vicios con virtudes y los sueños con realidades”. Y que lo induce “sistemáticamente a dispararse en el pie, a hacer volar los acuerdos y a deshacerse de todo funcionario mejor preparado que se atreva a contradecirlo”.

Benedetti sabe mucho de Petro. Y este debe saber mucho de aquel. Y el ministro de Justicia sí que debe saber de ambos. Es un drama en el que no ha caído definitivamente el telón.

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