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Polarización, cultura de odio y violencia

hace 13 horas
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  • Polarización, cultura de odio y violencia
  • Polarización, cultura de odio y violencia

Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com

Frente al atentado contra el precandidato Miguel Uribe podemos decir que la sociedad colombiana ha vivido en una tradición de polarización política que se va transformando; primero fue entre conservadores y liberales que llevó no solo a las llamadas 'guerras civiles' de la segunda mitad del Siglo XIX, sino luego al enfrentamiento conocido como la violencia bipartidista de mediados del Siglo XX, que dejó cerca de trescientos mil muertos que se trató de superar con el Frente Nacional.

Luego va a ser el enfrentamiento ligado a la 'guerra fría' entre los denominados 'comunistas' -que en realidad eran todos los sectores que expresaban sus inconformidades y demandas y 'los demás'-; concluida la 'guerra fría' en nuestro país va a emerger un nuevo 'enemigo, el narcotráfico y luego las denominadas mafias, sin que estas sean muy claras en su caracterización y donde pareciera que quien quisiera desconocer o menospreciar a sus adversarios lo tienden a ubicar en esa categoría-sin que ello signifique que las mafias de crimen organizado son realidades nacionales e internacionales- ya todo ello se ha sumado en los últimos años el discurso de la llamada 'lucha de clases' donde esas categorías previas son funcionales, juegan un rol para menospreciar y descalificar a los adversarios políticos.

En toda esa historia de la relación entre polarización y cultura de la exclusión, ha habido una lenta y paciente alimentación del discurso del odio -el adversario es confundido y colocado en la categoría de enemigo y claro a estos últimos hay que eliminarlos- y esto, por supuesto lleva a que el recurso a la violencia física, pero también la violencia simbólica haya sido un recurrente recurso al cual han acudido los distintos actores políticos, unos por acción y otros por instigación u omisión.

Todo lo anterior es parte de la explicación porque hemos tenido esa recurrente relación entre política y violencia o si se quiere el uso de la violencia para pretender conseguir objetivos políticos. Pero también es fundamental entender esta relación para entender que en nuestra sociedad los dirigentes políticos -de todos los sectores y del gobierno-, los medios de comunicación, los opinadores deben ser muy cuidadosos en el uso del lenguaje, porque acá es mucho más fácil por toda nuestra carga histórica, que las palabras que insultan se pueden convertir fácilmente en agresiones físicas contra el otro; porque como lo decía el maestro Darío Echandía “esto no es Dinamarca, sino Cundinamarca”.

Entonces, podemos concluir que efectivamente la polarización no es algo de los últimos años, ni la cultura del odio, pero lo que sí es evidente es que si queremos avanzar en cambiar nuestros referentes culturales -de la cultura política- todos debemos ser muchos más cuidadosos en el uso del lenguaje violento, que es en últimas parte de la violencia simbólica.

Adenda: que importante el papel que puede jugar el Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach, en estos momentos, tratando de tender puentes y construir confianza entre los sectores en pugna del Gobierno y de los partidos de oposición política. Ojalá pueda hacer una labor exitosa para nuestra democracia.

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