Falta poco para acabar con esta zozobra. Todo pasa por las manos de Santos. Desde cuestionamientos a la Corte Suprema hasta movimientos políticos en el Congreso, nombramientos y destituciones, tanto en el sector público como privado, manipulación de la información en varios medios y en algunos parece ser el director, el exceso de publicidad, manejo y ejecución de cuanto programa oficial se lleve a cabo y hasta influencia o casi dominio del sector privado empresarial.
Por algo, como un dictador: dice: “hago lo que me da la gana”.
Las leyes del Estado, que en toda democracia son para cumplimiento de cada ciudadano, aquí solo cobijan a los seguidores de las políticas oficiales. Por ejemplo, el 16 de septiembre, El Tiempo (periódico de sus afectos)...