Hace unos meses compartía una bella conversación con un colega de trabajo, uno de esos momentos de confianza y admiración. En lo personal, admiro de él que siempre hace las mejores preguntas, las que sacan a todos de la mirada obvia y colectiva en la que caemos muchas veces; y esas que hacen avanzar. Si bien, hay gente más curiosa por naturaleza, creo que podemos y debemos enseñarnos a hacer mejores cuestionamientos frente a muchas circunstancias.
¿Qué implica entonces hacer y hacerse buenas preguntas? Creo que es fundamental mantener un espacio abierto para sorprendernos, la actitud exploradora tiene mucho de dejar ir el ego y ser capaces de reconciliarnos con lo desconocido; algo difícil cuando nos cuesta tanto mostrarnos vulnerables y reconocer que no nos las sabemos todas. A veces, ese terreno nos paraliza, cuando lo mínimo que debemos hacer, es adentrarnos en los temas lo suficientemente profundo como para conocer un poco y, a partir de ahí, empezar un proceso de indagación. Está bien no saber, por eso, tenemos la posibilidad de preguntar.
Pablo D’ Ors decía por estos días en Medellín, en la búsqueda está la fecundidad, lo que nos anima a reconocer en la insatisfacción una gran herramienta para construir, para ver lo distinto. Querer indagar en nuestras propias profundidades es solo posible si estamos dispuestos a preguntarnos aquello que, incluso, no quisiéramos responder. ¿Cómo damos ese paso para salir del confort hacia terrenos áridos de búsquedas más satisfactorias donde conviva la creatividad, la búsqueda y la innovación? Hacer y hacerse preguntas es avivar el pensamiento, nutrir la conversación y crear un cultivo para el conocimiento.
Siento curiosidad por nuevas maneras de plantear mejores preguntas, donde la creatividad y las búsquedas sean una mezcla fértil para crear nuevos caminos. He comprendido que los cuestionamientos, sobre todo, deben ir hacia adentro de nosotros mismos: ¿Soy feliz?, ¿Qué puedo hacer diferente?, ¿Qué aprendí de esto o aquello?, ¿Tengo la mejor actitud?, ¿Existen otras alternativas? Y, la más bonita de todas, ¿Necesito ayuda? Todas las preguntas son bienvenidas para generar cambios en nuestro interior.
También, hay preguntas que compartimos con otros, esas que logran unir ideas para hacerlas más grandes y valiosas, sobre todo, cuando logran incomodarnos. Estudiando un poco sobre esto, llegue a una guía bella: El arte de formular preguntas esenciales de Linda Elder y Richard Paul, doctores y expertos en pensamiento crítico, una guía infaltable, práctica y provocadora. Desde su perspectiva, quien piensa bien, no puede hacer preguntar pobres y, el arte de preguntar implica ser muy preciso en el lenguaje y atreverse a generar contestaciones que, a su vez, plantean nuevos cuestionamientos. Esto es pensar hacia adelante, generar el conocimiento.
Finalmente, la reflexión mas bella la encontré en la conversación con mi colega. Para él, la clave de hacer buenas preguntas está en escuchar generosamente, con atención plena y con toda la disposición para aportar... “Cuando se cuestiona desde las ganas de construir, salen mejores preguntas”